Un título tan general para una monografía colectiva dividida en nueve volúmenes podría inducir a engaño al lector. Es por ello que, antes que nada, nos gustaría acotar hasta dónde se pretende llegar con esta obra, y cuáles son sus limitaciones.
Nadie pone en duda, a día de hoy, que ese conjunto de reflexiones y prácticas que incluimos bajo la denominación «Traducción e Interpretación» no es fácil de subsumir en una reflexión única, monodireccional o simplificadora. Más bien se trata de un ámbito de estudio que refleja una realidad poliédrica, translingüística y transcultural, multidimensional y que requiere un esfuerzo de integración tanto en su dimensión teórica (o metateórica) como en sus aplicaciones, ya sean éstas de corte profesional o didáctico.
En esta monografía asumimos el reto de reflejar esa diversidad de «acepciones» que rodean al término «cultura» desde distintos puntos de vista, unos más ligados a la sociedad del conocimiento y otros más anclados en las distintas tradiciones que a lo largo de los siglos han hecho uso (y abuso) de este término para designar realidades o percepciones de la realidad no siempre coincidentes entre sí en según qué latitudes geográficas o temporales.
En este caso, hemos organizado todo este material, siguiendo un eje principal, a modo de brújula que nos permita orientarnos en el entramado de enfoques y prácticas (lingüísticas, culturales, comunicativas o de mediación) que, de una forma u otra, se ven confrontados a la difícil tarea de comprender qué se ha de entender (o se entiende) por cultura y cómo se puede gestionar ésta en la práctica de la traducción, de la interpretación, de la terminología o de la comunicación internacional.