Los estudios de Traducción e Interpretación iniciaron tímidamente su andadura en España en las postrimerías de los años 70 del pasado siglo. Aquellos primigenios estudios, que vieron la luz bajo la forma de diplomatura dieron paso, ya entrados los años 90, a la licenciatura que se fue implantando en la mayoría de Comunidades Autónomas de nuestro país y que muchos de nosotros cursamos. Con la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, las licenciaturas también forman parte ya de la historia. Los primeros graduados en Traducción e Interpretación alzarán próximamente, si no lo han hecho ya, el vuelo en busca de oportunidades laborales que les permitan vivir de lo que han estudiado: la traducción y, en el caso que aquí nos concita, la interpretación (ANECA, 2004: 69 y ss.). Tal vez resulte oportuno plantearse, llegados a este punto de la historia de la formación de intérpretes en España, qué se ha logrado y, sobre todo, qué es lo que queda por hacer; y todo ello, por una mera, pero absolutamente necesaria, cuestión de honestidad para con nuestros estudiantes y para con nosotros mismos, como intérpretes y, especialmente, como formadores de futuros profesionales de la interpretación.
En el fondo, se podría tratar de responder a lo anterior partiendo de los conceptos básicos de la oferta y la demanda. ¿Qué ha venido demandando tradicionalmente el mercado de la interpretación y, sobre todo, qué está demandando a día de hoy, tanto a nivel nacional como a nivel internacional? ¿Cuáles son los rasgos, tanto tácitos como explícitos, de dicho mercado? ¿En qué medida la Universidad española está asumiendo dicha demanda y le está proporcionando una respuesta acorde a los retos que ésta plantea? ¿Qué peso específico tiene en los nuevos grados la interpretación y, de manera más concreta, cuál es el peso específico, si es que lo tiene, de la formación en ámbitos tan absolutamente necesarios como los servicios públicos o la interpretación de la lengua de signos? ¿En qué medida están las formaciones, de grado y máster, que se ofertan en interpretación en las universidades españolas adaptadas al mercado laboral doméstico y al que se da más allá de nuestras fronteras? En caso de que el nivel de adaptación entre la oferta y la demanda fuera bajo, ¿qué habría que hacer para proceder al aumento progresivo y eficaz del nivel de adaptación? ¿Hasta qué punto somos conscientes de que vivimos en un mundo vertiginosamente cambiante y que mañana pueden plantearse necesidades profesionales dentro del ámbito de la interpretación que hoy ni siquiera nos resultan imaginables? Algo de esto es lo que está sucediendo, por ejemplo, en el ámbito de la traducción con la aparición de una actividad profesional todavía escasamente conocida en España como es la «vigilancia multilingüe» o, en palabras de Patrick Martinez, la «traducción-vigilancia». He aquí, pues, las cuestiones principales a partir de las cuales se vertebra el presente volumen. Volumen éste que, a tenor de lo anterior, gira en torno a dos conceptos clave que, bajo nuestro punto de vista, deberían ser objeto de una mayor imbricación: didáctica y profesión. El diálogo entre ambos nos parece imprescindible si de verdad pretendemos formar a profesionales de la interpretación, si de verdad apostamos por que la formación de intérpretes en España se zafe del marasmo que provoca todo aquello que no logra superar los límites de lo anecdótico.
Los trece trabajos que el lector encontrará en el presente volumen tratan de responder a las cuestiones planteadas más arriba. Partiendo fundamentalmente, aunque no exclusivamente, de consideraciones de tipo epistemológico, profesional y didáctico, cada uno de los autores aporta elementos de respuesta que, lejos de constituir compartimentos estancos, deben entenderse como lo que son: las piezas de un caleidoscopio que sólo cobran sentido si se observan y se entienden como continuum. Sin ánimo de resultar pretenciosos, creemos que uno de los méritos del presente volumen radica en el hecho de que profesionales de la interpretación en ejercicio y formadores de intérpretes entablan una suerte de diálogo en virtud del cual nos permiten conocer los entresijos de su quehacer cotidiano. Trece son, pues, los trabajos que forman parte del presente volumen y cuyo contenido se describe sucintamente a continuación.