La tradición política cosmopolita en el pensamiento occidental da comienzo con el griego Cynic Diogenes, quien, cuando se le preguntó de dónde venía, respondió que era ciudadano del mundo, afirmando implícitamente la igualdad de todos los seres humanos.
En este sentido, la idea de que la política debe tratar a los seres humanos como iguales entre sí y con un valor que va más allá de lo económico es la base de no pocos aciertos en el imaginario político occidental contemporáneo. La tradición cosmopolita amplía el trabajo de Nussbaum y nos insta a centrarnos en la humanidad que compartimos