El día en que Ronda Morrison, una mujer blanca, fue asesinada en Monroeville, Alabama, en noviembre de 1986, Walter McMillian, un hombre afroamericano, se encontraba en su casa, junto a su familia. Docenas de personas, incluido un agente de policía, lo vieron allí y podían corroborar su coartada. Y, aun así, en 1989, tras un juicio que duró un día y medio y en el que varios testigos fueron coaccionados para acusarle, McMillian fue condenado a muerte por asesinato.
Bryan Stevenson fundaba por aquel entonces la Iniciativa por la Igualdad de la Justicia, un bufete de abogados dedicado a defender a los que más lo necesitan: los pobres, los niños, los condenados injustamente, los atrapados en los confines del sistema judicial de Estados Unidos. El de McMillian fue uno de sus primeros casos, y le llevaría por un entramado de maquinaciones políticas y racismo estructural que transformaría para siempre su forma de entender la justicia.
PRÓLOGO
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Capítulo I:
LIBERALISMO ECONÓMICO Y DERECHOS SOCIALES: UNA SÍNTESIS POSIBLE
1.1. Liberalismo económico y derechos sociales: una síntesis posible
1.2. El viaje de los derechos y la fundación del sistema liberal-social
1.3. Las crisis económicas y su impacto en las políticas sociales
1.4. La nueva economía y los retos para el Estado social-liberal
Capítulo II:
LA LEGITIMACIÓN JUDICIAL EN LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS SOCIALES
2. 1. La legitimación judicial en la garantía de los derechos sociales
2.2. Las corrientes doctrinales del garantismo en Europa
2.3. Legitimidad y función política del poder judicial
2.4. Garantismo en las decisiones del Supremo Tribunal Federal de Brasil
2.5. Garantismo procesal en Brasil
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE DE JURISPRUDENCIA
DIRECCIONES DE INTERNET
ABREVIATURAS
Bryan Stevenson es director de la Iniciativa por la Igualdad de la Justicia en Montgomery, Alabama, y profesor en la facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. Ha conseguido la exoneración de docenas de presos condenados, llegando en cinco ocasiones al Tribunal Supremo, y ha merecido el aplauso de todo el país por su lucha contra los prejuicios raciales y de clase social en las condenas.