Anatomía de la frontera
Una perspectiva filosófico-política
En la época de la globalización, del triunfo de Internet y de las redes sociales, las fronteras se presentan a veces como secuelas de tiempos pretéritos a las que habría que jubilar de manera definitiva.
Otras veces, en cambio, emergen más inhiestas que nunca sobre la corteza terrestre.
Estas dos percepciones conviven simultáneamente, aunque con vigor mutante: a veces sus atributos aparecen como obsoletos y al poco dan muestra de un esplendor inusitado.
El espíritu de los tiempos se ha vuelto ambivalente y sopla en direcciones decididamente contrapuestas en lo concerniente a las fronteras territoriales, que son objeto de elogios y diatribas, expresiones de dos hemiplejías equivalentes.
Juan Carlos Velasco se doctoró en 1993 en Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid.
Es Diplomado en Derechos Humanos (Universidad Complutense de Madrid) y en Ciencia Política y Derecho Constitucional (Centro de Estudios Políticos y Constitucionales).
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera académica en el CSIC, donde es Científico Titular desde 2002, Investigador Científico desde 2009 y Profesor de Investigación desde 2021.
En 1993-1995 fue becario postdoctoral del MEC en la Goethe-Universität Frankfurt.
En 2001-2003 fue Research Fellow de la Alexander von Humboldt-Stiftung en la Tübingen Universität (Alemania).
Sus investigaciones se han centrado en la filosofía política y especialmente en lo que entiende como insuficiencia de una teoría social inspirada por el nacionalismo metodológico y el paradigma de la homogeneidad.
Ello le ha hecho ocuparse, primeramente, de los problemas derivados de la articulación de una sociedad multicultural y, posteriormente, de la reflexión sobre los principios articuladores de la política migratoria propia de sociedades demoliberales.
Simultáneamente se ha enfrentado a los fundamentos de la justicia política en un mundo globalizado.
Uno de sus principales retos pendientes estriba en encontrar el modo de conciliar las políticas migratorias nacionales con las exigencias de la justicia global y los derechos humanos.
Otro, con un campo de acción más amplio, sería el de repensar la noción de frontera estatal en un mundo confrontado con desafíos como el cambio climático o las desigualdades globales.