Las políticas industriales de los países, así como la competencia por atraer inversiones internacionales, han estimulado la creación de nuevas zonas económicas especiales, desvinculándolas en cierta medida de la naturaleza aduanera que tuvieron en el siglo pasado, para configurarse como enclaves geográficos transformadores de la economía regional que permiten acelerar la modernización industrial.
No obstante, existen numerosos ejemplos de zonas económicas especiales que han seguido manteniendo el carácter de zonas francas, si bien, se han especializado en nuevos sectores de actividad económica como las tecnológicas, los servicios financieros o el turismo. Para incentivar la creación de estas zonas económicas especiales, los Estados ofrecen subvenciones, beneficios fiscales y aduaneros, así como normas laborales más flexibles y grandes inversiones en infraestructuras como el ferrocarril, carreteras, puertos y aeropuertos.
Dentro de las zonas económicas especiales, las Zonas Francas se encuentran en continua evolución y se enfrentan a nuevos retos en el difícil entorno de las políticas comerciales actuales, caracterizadas por un aumento del proteccionismo. La Agenda 2030 para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible representa una gran oportunidad para las Zonas Francas: atraer inversiones en actividades relevantes con los ODS, adoptar normas ambientales más respetuosas y promover un crecimiento sostenible.
Sin perder de vista la concepción clásica de la Zona Franca como enclave aduanero, en esta monografía se indaga, desde el punto del ordenamiento interno y de la Unión Europea, el impacto que tienen en la economía y en las cuentas pública. Asimismo, se analizan los aspectos internacionales de las Zonas Francas como instrumentos de fiscales de policía económica en la OCDE o el OMC.