La ciudad de Washington fue fundada en 1790 sobre tierras de labranza con el fin de dar a la república de los Estados Unidos una capital digna del proyecto de país diseñado por los llamados Padres Fundadores. Durante los cincuenta primeros años de andadura, Washington City vivió atenazada por los imponderables de una naturaleza rebelde y las penurias en que se desenvolvían las arcas federales. El diseño original de la ciudad, obra del arquitecto francés L´Enfant y de los presidentes Washington y Jefferson sobre todo, fue dando paso progresivamente a las tradiciones locales y al pragmatismo de las administraciones. Las miradas espurias y cortoplacistas de políticos e inversores añadían al arduo proceso unos condicionantes sin que no puede entenderse la aventura urbana de la que terminaría conociéndose como Washington D.C.
El gran valor de aquel proyecto de capital federal fue su capacidad para sobreponerse a los múltiples avatares que sistemáticamente se encargaban de desmoronar el trabajo hecho. Esta tenacidad para salir airosa de los contratiempos en la Ciudad del Barro siempre en obras y mal asfaltada- elevó el interés por conocer los entresijos de este peculiar espacio urbano conocido como Washington City.
En las páginas de este libro se analiza y describe la trastienda del proceso fundador, la evolución de la sociedad capitalina y sobre todo la paradoja de que la capital federal de una democracia moderna estuviera aún recorrida por cuerdas de esclavos. También se presta atención a la mirada extranjera sobre la capital, y finalmente al ejercicio de auto análisis de la memoria nacional para plasmar en el Washington de mediados del siglo XIX los símbolos que buscaban identificarse con los valores de la joven república.