Este libro comienza con el recuerdo de un día feliz, el 20 de octubre de 2011, en el que la banda terrorista ETA anunció su cese definitivo. Diez años después de aquella fecha histórica, un centenario caserío en Aretxabaleta, cercano a Mondragón, albergaba esta emocionante conversación sobre uno de los episodios más oscuros de nuestro pasado reciente.
Eduardo Madina y Borja Sémper eligieron un simbólico cruce de caminos en el corazón de Euskadi porque la suya es una historia de vidas paralelas con muchos puntos de conexión. Nacidos en Bilbao e Irun con apenas unas horas de diferencia, su compromiso les convirtió desde muy jóvenes en objetivos de la violencia. Ambos vivieron los años más duros del terrorismo en primera línea y desde distintas formaciones políticas. Nunca se plantearon renunciar, a pesar del coste que supuso en sus vidas.
Todos los futuros perdidos es un conmovedor testimonio contra el miedo, el silencio y el olvido. Un libro imprescindible que reivindica la memoria colectiva de un pasado que no debió existir al tiempo que celebra la mayor de las victorias, la de todos los futuros que se ganaron.