El constante endeudamiento de los matrimonios en la época actual ya sea para adquirir la vivienda familiar o cualquier otra clase de bienes o servicios; la importancia de las deudas en relación con los ingresos ordinarios de la familia y lo reducido que en ocasiones es la convivencia de los cónyuges, hace que el pasivo adquiera hoy un protagonismo sin precedentes en el momento de la liquidación de la sociedad de gananciales.
En muchos casos, más que en repartir bienes hay que pensar en repartir deudas.
El préstamo hipotecario y los préstamos personales son partidas típicas del pasivo de todo inventario. Junto a ellas, los préstamos de familiares constituyen una inagotable fuente de conflicto con la eterna discusión de si estamos en presencia de verdaderos préstamos o de donaciones a los cónyuges. También se analizan en la presente obra las deudas generadas frente a terceros por la propiedad de bienes muebles e inmuebles; las deudas que provienen de la actividad económica de los cónyuges; las deudas por responsabilidad extracontractual; las multas de tráfico; las sanciones tributarias; las deudas de juego; las deudas del proceso liquidatorio… Durante la vigencia de la sociedad de gananciales se mezcla el dinero privativo con los bienes gananciales, y en el momento de la liquidación de la sociedad, como veremos detenidamente, ello constituye un importante problema jurídico. Estamos en presencia de las deudas que la sociedad de gananciales tiene frente los propios cónyuges, lo que suele llamarse el derecho de reintegro. Hay que devolver a cada cónyuge el dinero privativo que puso en beneficio de la sociedad de gananciales. El tema está de actualidad a raíz de la novedosa jurisprudencia del Tribunal Supremo en la materia.