El futurismo y el fascismo son dos movimientos que, impregnados por un potente sedimento irracionalista, hicieron su aparición en la Italia de los años diez. A través de ellos es posible entender la idea misma de modernidad, pues ambos fueron referentes insoslayables en la Europa de su tiempo, el futurismo en el mundo del arte y de las vanguardias, y el fascismo como pionero a imitar de lo que será la política extrema que se extenderá en las décadas siguientes por todo el continente. En este trabajo se estudian los entresijos que dieron lugar a la convergencia primera y posterior distanciamiento de estos dos singulares fenómenos, provenientes ambos de la Italia rica del norte.
Atendiendo a sus respectivas génesis se explican los porqués, para que desde un punto vital y conceptual el fascismo de primera hora y el futurismo estuvieran destinados tanto a coincidir en un principio, como a discrepar posteriormente. Así nos detendremos en comparar las influencias de carácter filosófico y estético que Marinetti y Mussolini tuvieron a la hora de sostener sus tesis irredentistas y panitalianas. Veremos cómo las corrientes de pensamiento vitalistas y neoidealistas, así como las lecturas siempre maniqueas y en algunos casos epidérmicas de autores como Nietzsche, Bergson, Spengler, los románticos y Darwin, entre otros autores, fueron compartidas por Marinetti y Mussolini para principalmente nutrirse de ideas antipositivistas y antidemocráticas.
El futurismo no será un fenómeno vanguardista sólo vinculado al arte, sino que reivindicará su vocación inequívoca de entrar en política, siendo esta la primera vez que un movimiento de procedencia artística proponga una visión holística que abarca cuestiones esenciales de la organización humana, en aras de construir el hombre nuevo futurista. Por su parte, el fascismo que es un fenómeno revolucionario y reaccionario a la vez también participa de esa idea de construir un hombre nuevo, aunque después se incline por una mirada al pasado glorioso de Italia -concretamente al imperio romano- que le distanciará del futurismo, un movimiento este sí modernolatra estricto y enemigo acérrimo del pasado.
La idea de vanguardia que atraviesa al futurismo y al fascismo y las peculiares condiciones de Italia, cuya unidad o Risorgimento no se había completado todavía en los principios del siglo XX, serán también objeto de estudio pormenorizado en este trabajo, para entender cuán importante fue el complejo de inferioridad que con respecto a otros países de su entorno arrastraban los italianos y que en buena parte fue el motivo que impulsó el nacionalismo agresivo que estos dos movimientos desplegaron peligrosamente.