El valor de una sociedad no puede medirse en función de los principios reconocidos en su constitución. Las inscripciones grabadas en sus monumentos y las muletillas que repiten sus oradores tampoco sirven para determinar hasta dónde ha avanzado una sociedad por el difícil camino que conduce a una comunidad digna del hombre.
El valor de una sociedad depende de la importancia que asigna a las relaciones del hombre con sus semejantes en su comunidad. Ocurre con frecuencia que el valor de las relaciones que efectivamente existen se disfraza con referencias a principios y se oculta tras mistificaciones. Se dice a menudo que los principios son «sagrados» y tienen validez «eterna»; frecuentemente se los justifica recurriendo a garantías divinas. Sin embargo, es y sigue siendo un hecho indiscutible el que la apelación a un principio «sagrado» y «eterno», provisto de una «garantía divina», no basta para hacer que sean humanas las relaciones que efectivamente abarcan y dan forma concreta al reconocimiento del hombre por sus semejantes.
En la convicción que expresan estos dos párrafos se sustenta el contenido de esta obra. Procuraremos justificar en estas páginas dicha convicción, pero nos pareció útil señalar explícitamente esta idea rectora al principio mismo de nuestro estudio.
Introducción
Capítulo Primero. El dilema que siempre se repite
Capítulo Segundo. Teorías sobre la naturaleza de la conciencia humana del derecho como fuente del orden jurídico
Capítulo Tercero. Teorías relativas al origen religioso de la conciencia humana del derecho y del orden jurídico
Capítulo Cuarto. La doctrina tomista de la ley natural
Capítulo Quinto. Ideas fundamentales de la fenomenología existencial
Capítulo Sexto. La justicia como forma antropológica de coexistencia
Capítulo Séptimo. El derecho natural y el orden jurídico
WILLIAM A. LUYPEN (Estados Unidos)
Fue Profesor de la Universidad Duquesne.
Elaboró una teoría del derecho natural centrada en la esencia de la existencia como coexistencia.
El derecho natural adviene con el descubrimiento del otro en tanto apelación-a-su-exis-tencia y el descubrimiento de sí mismo como existencia destinada al otro. Está anclado en la esencia de la existencia como coexistencia.
De acuerdo a su planteamiento su filosofía de la relación entre e! ser humano y el mundo es el influjo de la tecnocracia, entendida esta como el absolutismo de la tecnología que en tanto absoluta se constituye como el único horizonte de sentido donde se subsumen otros, en tanto que la tecnocracia, constituida como el gran triunfo de las ciencias físicas, permite ostentar un poderío sobre la humanidad avalado en los avances que tales ciencias evidencian.