La fase ascendente de la civilización industrial, con sus resultados reivindicables, está quedando atrás. La promesa de mejoras interminables, que progresivamente deberían ponerse al alcance de todo el mundo, se deshace a ojos vista. Se difunde la percepción de que está iniciándose otra fase, en la que el objetivo se concentra, si acaso, en salvar los muebles. Y así, se habla cada vez menos, por ejemplo, de evitar el cambio climático, explorando en cambio las posibilidades de adaptarse a él. La palabra resiliencia sintetiza un programa consistente en prepararse para encajar los golpes. Tratando de comprender este tiempo nuevo, sin falsas esperanzas aunque también sin fatalismo, este libro se remonta al Siglo de las Luces. En el trayecto, se reivindica el mensaje ecológico de Malthus, vilipendiado una y otra vez por haber mantenido una verdad incómoda: que la naturaleza no nos deja hacer todo lo que queremos, que a veces no podemos.
Se sigue el hilo del debate secular acerca de los límites naturales al desarrollo, desde Marx y Kropotkin hasta el papa Francisco. Se presta atención a los herejes liberales, marxistas o anarquistas que intuyeron que tales límites no son evitables. Se recuerda que, en el contexto de la crisis ecológica, no hay manera de eludir los dilemas de la superpoblación. Se sacan a la luz las tensiones internas de las experiencias realmente existentes, desde el modelo europeo del bienestar hasta la política china de hijo ?nico. Se insiste en que, si la igualdad y la democracia se cuentan entre los valores a preservar, ya se está haciendo tarde. Y se explica por qué es muy dudoso que la ciencia y la técnica nos puedan sacar del atolladero una vez más.