La presente obra refleja lo que ocurre con la profesión de abogado en el día a día. Sabemos que, a diario, las facultades de derecho cuentan cada vez con más estudiantes y más egresados, que muchos de ellos no toman conciencia de la carrera que durante un par de años les quemó las pestañas, y optan por lo más fácil: el camino de la corrupción.
Sin embargo, esto no tendría por qué ser así, ya que nuestra profesión es la llamada a realizar y salvaguardar los derechos de nuestros semejantes. Por ello, nuestra carrera no puede ser tomada a la ligera, sino, más bien, con decisión y vocación, pues muchos de nosotros trabajamos de manera ardua para lograr alcanzar la justicia en las distintas causas y casos que accedemos a defenderlos.