La transición española ha pasado a la historia oficial como un proceso modélico en el que los líderes políticos del momento lograron afianzar la democracia y, además, con el mérito añadido de hacerlo de manera armoniosa y pacífica. Sin embargo, bajo esta imagen idealizada subyace una verdad incómoda y poco conocida: entre 1975 y 1983, la violencia política acabó con la vida de más de seiscientas personas e hirió de gravedad a otras dos mil.
En esta exhaustiva investigación, Sánchez Soler analiza las diferentes formas en las que se manifestó este tipo de violencia. A la represión indiscriminada para controlar las movilizaciones ciudadanas se sumaron los crímenes alentados en secreto por sectores involucionistas enquistados en los aparatos del Estado. Al mismo tiempo, los atentados terroristas de ETA, los GRAPO y otros grupos se multiplicaban. La lucha encarnizada que se libraba en España dejó regueros de sangre a su paso en apenas ocho años.
Además de demostrar con datos irrefutables las consecuencias del choque entre los vestigios de la dictadura y la incipiente democracia, La transición sangrienta rehúye perpetuar la política de olvido y reivindica la importancia de recordar a las víctimas de este periodo crucial de nuestra historia reciente, así como las de la guerra civil y la represión franquista.