Ensayo brillantísimo y sólido, supone la prienra obra (1925) de un autor espapñol que describe y analiza las experiencias artísticas posteriores a la Gran Guerra. Escrito con una pasión sin fisuras, Literaturas europeas de Vanguardia ofrece noticias de primerísima mano sobre el futurismo, el dadaísmo, o el surrealismo, corrientes artísticas que Guillermo de Torre conocía a la perfección,y, por supuesto, sobre el movimiento autóctono, el ultraísmo, del que él mismo fue claro exponente.
Fuente innegable de datos, nombres y sugerencias, este libro tuvo gran influencia en su momento, convirtiéndose en una guía decisiva para los críticos literarios y artísticos de la época, y marca el comienzo de una importantísima carrera como crítico literario.
Poeta y crítico literario, Guillermo de Torre (1900-1971) es una referencia obligada en el escenario de las vanguardias literarias de comienzos de siglo. Desde su adolescencia comenzó a desarrollar una intensa actividad literaria participando en la renovación del panorama creativo español a través de su protagonismo en el movimiento ultraísta. Colaboró activamente con poesías y críticas en las revistas más destacadas de este período como Vltra, Cervantes, Reflector, Tableros, u Horizonte. Coincidiendo con el fin de la Primera Guerra Mundial y el florecimiento de las vanguardias europeas, publicó los primeros resultados de sus experiencias poéticas, con títulos como el Manifiesto ultraísta vertical (1920), o sus Hélices (1923). Pero sin duda, es en la crítica literaria y el ensayo donde Torre alcanzaría su mayor influencia, con la publicación en 1925 de Literaturas europeas de vanguardia, la primera obra de un autor español que describe, analiza, y valora con detalle el escenario de las nuevas experiencias artísticas que vieron la luz en estos años: creacionismo, cubismo, futurismo, dadaísmo, expresionismo, etc.
Al poco tiempo fundó junto con Giménez Caballero La Gaceta Literaria, y posteriormente partió para Argentina, donde continuó con su actividad crítica en publicaciones como La Nación o Síntesis, de la que fue secretario. Sus colaboraciones en revistas y periódicos americanos y europeos se multiplican, y la Revista de Occidente, El Sol, La Vie des Lettres, o L’Esprit Nouveau, por dar sólo los ejemplos más destacados, publicaron sus artículos. Realizó también una importante labor de traductor, en especial de poetas franceses de vanguardia, como Max Jacob o Verlaine. Entre sus principales trabajos podemos destacar La aventura y el orden (1943), Problemática de la Literatura (1951), Tres conceptos de la literatura hispanoamericana (1963), y su antología Doctrina y crítica literarias (1970).