Este libro trata de la prudencia notarial, hábito indispensable al buen éxito del oficio del notario.
En efecto, la complejidad de la determinación negocial del derecho exige, para su proceso conformador y su caracterización, el concurso de un jurista dotado de idóneos conocimientos jurídicos y titular de un poder público de autenticación y efectividad probatoria: esto se da cuando al pacto celebrado con la auctoritas propia del jurista se suma una suficiente fuerza publicitante, que es la específica potestas de dación de la fe pública. Ese jurista prudente, especializado, el notario románico o latino, no solo se ordena al conocimiento de normas jurídicas tanto naturales, sino que, además, también está llamado a conocer la realidad singular a la que se ajustan esas normas, incluidas las circunstancias que, casi infinitas en posibilidad, tengan relevancia para la formación del acto prudencial y que se disciernen por la experiencia jurídica.
En efecto, las determinaciones negociales del derecho solamente se destinan al ámbito de aquello que, antes de efectuarse, era contingente, por naturaleza, que se ajustara de un modo o de otro. y es de la prudencia del notario que se espera la conducción para la seguridad jurídica y lo mejor para la consecuente paz de la comunidad.