Que a principios del siglo XXI alguien escoja como objeto de estudio el adjetivo en la última traducción del siglo XVI de los Triumphi de Petrarca es indicativo de que no todo se lo han llevado los malos vientos del antihumanismo reinante.
La novedad y belleza de este poema alegórico, comenzado hacia 1352 e incompleto con la muerte del poeta en 1374, fascinaron en principio a Europa más incluso que el inmortal Canzoniere. El complejo simbolismo de los Triumphi, con esa sucesión de fuerzas que se vencen las unas a las otras: Amor, Pudor, Muerte, Fama, Tiempo y Eternidad, tuvo ya una temprana influencia en la España de la primera mitad del siglo XV y no haría sino acrecentarse con la afirmación del petrarquismo como fenómeno no solamente poético sino cultural en la siguiente centuria. De todo ello nos habla con rigor y penetración la autora del presente trabajo.
La doctora López Márquez señala que ya no bastaban las imitaciones más o menos directas como las de Santillana o Mena, sino que se imponían las traducciones, fieles en lo posible, como las de Alvar Gómez o Antonio de Obregón a principios del Quinientos, pero que tampoco éstas, vertidas en metros cancioneriles, responderían en unas décadas a las exigencias de la nueva sensibilidad poética, de ahí, la importancia de la aparición en 1554 de la versión de Hernando de Hozes, «en la medida y número de versos que tiene en el Toscano», es decir, en endecasílabos agrupados en tercetos encadenados.
Este es el campo de estudio de la investigadora: resaltar la trascendencia de una traducción que consolidaba la nueva métrica implantada por Boscán y Garcilaso como fundamento del nuevo decir poético. Y para valorar el mérito de la traducción de Hozes nada mejor que el estudio del adjetivo, ya que esta categoría gramatical revela como ninguna otra el estilo de un poeta. Aquí aparece no ya la historiadora, sino la lingüista.
Ella se aplica al análisis pormenorizado de la doble adjetivación y aborda detalladamente las diferentes técnicas de traducción que adopta Hozes, para llegar a la conclusión de que las más usadas son: la adición, la omisión, la transposición, la modulación y otros procedimientos en los que se aprecia una equivalencia de categoría gramatical o de significado.
Toda esta labor de análisis la lleva a cabo la profesora Alicia López Márquez con una claridad expositiva que, no por implacable, deja de ser amena y atractiva tanto para el estudioso como para el buen lector de poesía. Para mí, que he pasado varios años de mi vida entregado a la traducción completa de los Triunfos y el Cancionero, la lectura del trabajo de la autora me ha interesado vivísimamente. Cuántas vivencias me ha despertado.
Cómo he gozado con el análisis de las soluciones propuestas por Hozes a los muchos problemas que plantea toda traducción literaria, y más si es poética y se ajusta a la métrica. Cuánto he aprendido en definitiva.
Sólo me resta decir que me gustaría que el libro que el lector tiene entre sus manos, restringido a los tres primeros triumphi, se viese completado con los tres últimos en una próxima publicación. Todos nos alegraríamos, y así se paliaría de algún modo la acción destructora de los malos vientos imperantes.
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