La fuerza expansiva del crimen organizado muestra una gran capacidad para magnificar cualquier otro conflicto con el que se le pueda relacionar. Entre aquellos que ofrecen mayores niveles de acción político criminal y de preocupación social, se encuentra la extranjería que, como fenómeno propio tiene una gran dimensión y, asociada al crimen organizado, alcanza el máximo nivel de preocupación social. Sin embargo esta relación se sostiene sobre algunos mitos que la investigación práctica no corrobora.
Esta obra profundiza en el análisis del crimen organizado y de la extranjería en la clave de bóveda del sistema penal, la prisión, y desarticula algunos de esos mitos, entre ellos, que el extranjero, por serlo, busca de forma preferente la estructura organizada para delinquir.
La escasa aplicación sobre extranjeros de las normas penales propias del crimen organizado en España y en Marruecos, impone avanzar sobre cómo la excepcionalidad es finalmente observada como una regla general por los operadores del sistema penal y por los ciudadanos.
