-5%

Vivir de las rentas. El negocio del inquilinato en el Madrid de la Restauración

ISBN: 9788483191385

El precio original era: 13,00€.El precio actual es: 13,00€. 12,36 IVA incluido

Hay existencias

Peso 208 g
Fecha de Edición 19/04/2002
Plazo de entrega

72 h

Número de Edición

1

Idioma

Español

Formato

Libro

Páginas

174

Lugar de edición

MADRID

Encuadernación

Rústica

Colección

MAYOR CATARATA

Nº de colección

135

Editorial

LOS LIBROS DE LA CATARATA

EAN

978-84-8319-138-5

Vivir de las rentas El negocio del inquilinato en el Madrid de la Restauración

Vivir de las rentas es un estudio sobre el mercado de la vivienda en el Madrid del siglo XIX, momento en el que se perfilan los barrios del centro como los conocemos hoy en día. El libro indaga en importantes aspectos que vendrán a determinar el perfil de las viviendas actuales, muy compartimentadas, con escasa aireación, deficiente luminosidad, pequeños patios interiores que sólo recibían la luz del mediodía, entre otros. Los antiguos caseros vieron la oportunidad de compartimentar espacios para tener más viviendas de alquiler por casa, ya que hasta 1960 no se generaliza que el ocupante de la casa sea el propietario de la misma. La identificación de los caseros reales con el casero ficticio de la obra de Galdós en Las novelas de Torquemada es un modo de enriquecer los perfiles socioprofesionales de los caseros y sus trayectorias con las valoraciones e introspección moral y social que Benito Pérez Galdós hace como literato coetáneo.

El libro también descubre al lector características hoy extintas como es la graduación social en vertical de las viviendas. Esto quiere decir que no existían barrios ricos y barrios pobres, si no que la diferencia se establecía dentro de la propia vivienda. Así los ocupantes más ricos vivían en las casas del primero y segundo piso. Normalmente dos viviendas espaciosas y con vistas a la calle. A partir de la cuarta planta y hasta la buhardilla, en edificios sin ascensor, la superficie se iba compartimentando para obtener más viviendas. De ahí que familias de cinco o seis miembros vivieran en 40 y 50 metros cuadrados.

Isabel R. Chumillas