Informe de la Comisión especial de estudio de la fecundación in vitro y la inseminación artificial humanas
Aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados en su sesión del día 10 de abril de 1986.
El notable auge de la investigación y la experimentación en nuestro tiempo se traduce en avances y descubrimientos tecnológicos y científicos continuos, en muchos casos sorprendentes.
Muy concretamente, se impulsa y desarrolla una verdadera «revolución biológica», que de un modo u otro repercute en la comunidad humana, en la que suscita orgullo, entusiasmo y esperanzas,
aunque también inquietudes y recelos.
Nos hallamos ante realidades de extraordinaria trascendencia: el hombre moderno puede lograr la procreación humana con técnicas no naturales hasta hace poco insospechadas o entendidas como
un producto de la fantasía. El progreso biomédico aporta con ello posibilidades positivas a la Humanidad, evidentemente facilitadoras del bienestar y de una mejor salud y plenitud individuales y colectivas, si bien acompañadas o generadoras de otras de difícil valoración e incluso ya estimadas sectorialmente como negativas.
Las perspectivas de progreso científico se presentan como ilimitadas. Como contrapunto, y sin duda indeseadamente, los avances de la Ciencia marchan habitualmente muy por delante del Derecho, de
las directrices o soluciones legales a los problemas que puedan plantear. Se origina así un vacío, un asincronismo -perjudiciales tanto para la sociedad como para la ciencia-, que deben corregirse.
Con todo, la investigación, la experimentación y la aplicación científicas y técnicas han de ser libres. No pueden limitarse a frenarse injustificadamente, máxime en una nación como la nuestra tan poco contribuyente al progreso científico.