El pergamino de Trento
La sucesión a la Silla de Pedro no contaba con la existencia del acta de la última sesión del Concilio de Trento. Su descubrimiento tendrá consecuencias imprevisibles para la Curia Romana.
¿Quiere conocer la última de las intrigas del Vaticano?
«El viento que empezó levemente a soplar procedente de la colina Palatina, a pesar de no ser el dominante, cuando se dejaba caer tomaba una acelerada fuerza generando torbellinos que por momentos detuvieron la salida del helicóptero. Con dificultad y gracias a la pericia del piloto pudo finalmente despegar, abandonando su insigne ocupante el nido que le había servido de morada durante un breve trienio, y remontando los jardines de la Ciudad del Vaticano dirigía su cabecera hacia el extrarradio romano.
No quiso el tiempo dar tregua alguna, y después de una breve pausa, cuando las aspas giraban unos centenares de metros por encima de la Ciudad Pontificia, un estruendo se sintió en la ciudad de las siete colinas, con relámpagos que iluminaban la caída de la tarde en medio de un aguacero que minutos después dejó limpia la atmósfera hasta entonces irrespirable.
- ¿Y los efectos colaterales?
- ¿Qué efectos?
-Yame entiende…
- Se refiere a los caídos. Toda contienda tiene sus propias bajas. No querrá que le recuerde las Cruzadas, por no hablar déla Inquisición, de…
- Vale, vale, no siga. Para su eminencia todo tiene una explicación.
- Y un motivo justificado, que es el que a la postre da cobertura y justifica los hechos.»
Del prólogo