Las alteraciones o anomalías psíquicas que padezca una persona al tiempo de cometer un delito pueden llevar a que se la considere inimputable cuando no pueda comprender la ilicitud del hecho. Pero esas enfermedades presentan en la práctica diversas graduaciones: ¿En qué supuestos se aplica la eximente de la responsabilidad criminal? ¿En cuáles funciona como eximente incompleta o atenuante? ¿Qué relación pueden tener con el consumo de alcohol o drogas?
De forma sistemática, estudiamos en el presente Cuaderno esas cuestiones y otras desde la perspectiva de los pronunciamientos de nuestros Juzgados y Tribunales.