Derecho y arte II
Tanto las Artes como el Derecho son parte de la Cultura de una sociedad: las primeras, como expresión creativa; el segundo, como organización de las relaciones de las personas en la sociedad. Más allá de ello, las Artes aparecen más frecuentemente de lo deseado relegadas a un segundo plano, también en lo que se refiere a su estudio desde la perspectiva jurídica. En esta obra se pretende equilibrar la balanza, acercando ambas disciplinas y situando el foco en aspectos no tratados normalmente ni en los estudios reglados de Derecho, ni en los eventos científicos, ni en la literatura jurídica o artística, pero que resultan de gran importancia para construir una sociedad más culta y sensible.
Prólogo
En esta obra que el lector tiene entre sus manos, se recogen aportaciones que, en versiones iniciales, fueron presentadas al II Congreso Internacional “Docencia Universitaria, Derecho y Artes” celebrado en Santiago de Compostela los días 20 y 21 de julio de 2022. De un tiempo a esta parte hemos constatado que somos muchas personas las que nos interesamos por unir la cultura jurídica con la artística, tanto en nuestros trabajos de investigación como en nuestra docencia. Los capítulos de libro que aquí se presentan son fruto de esta unión y provienen de docentes e investigadores nacionales e internacionales, pues varios de ellos proceden de Italia, Chile o Argentina.
Quienes consulten este ejemplar encontrarán formas de tratar el cine en las aulas de Derecho desde múltiples perspectivas: administrativa –a través del visionado de películas como Río Salvaje, Celda 2011 o Yo, Robot – civil, en materia de discapacidad –a través de filmes como Campeones o Los santos inocentes– penal, en concreto analizando la trata de seres humanos en películas como I’m all girls, la legítima defensa en Calibre, o la institución del Tribunal del Jurado mediante diversas películas norteamericanas; o, en fin, sobre derechos básicos como el sufragio, en clave femenina, con Clara Campoamor: la mujer olvidada.
Por otra parte, se toparán con contribuciones muy novedosas que estudian la representación gráfica del Derecho, ya sea defendiendo el arte de los diseños gráficos como medio para transmitir una norma, o bien destacando el papel que tienen las imágenes en la formación jurídica; aquella otra que realiza un exhaustivo análisis sobre la prueba arqueológica; o la que analiza el precioso parque de El pasatiempo de Betanzos como Bien de Interés Cultural que es.
En la obra se incluyen también contribuciones sobre propiedad intelectual, estudiando el uso ilícito en internet de obras protegidas por derechos de autor; o el cambio de consideración que han tenido los videojuegos en los últimos tiempos, pasando de ser productos de consumo rápido a obras dignas de conservación.
También tienen cabida manifestaciones artísticas con las que podría parecernos complicado aunar a la disciplina jurídica, como sería el caso de la danza; no obstante, como paradigma del arte en movimiento, se compara por una autora con la sucesión de actos concatenados en el tiempo que constituyen un proceso penal.
No podrían faltar contribuciones que aunasen el derecho y la pintura, y para muestra, aquella que analiza el salario mínimo legal a través de la pintura “Per 80 centesimi!”.
Finalmente, convergen el Derecho y la Literatura: por un lado, se pregunta algún autor si es posible pensar desde otras categorías teóricas (como podría ser la Literatura) el ámbito jurídico; y por otro, se analiza el proceso penal con una mirada cortazariana, mencionando, por ejemplo, el contrapoder que supone el ejercicio de la jurisdicción, y comparándolo con lo que para CORTÁZAR es ser cronopio: “No es fácil ser cronopio. Lo sé por razones profundas, por haber tratado de serlo a lo largo de mi vida; conozco los fracasos, las renuncias y las traiciones. Ser fama o esperanza es simple, basta con dejarse ir y la vida hace el resto. Ser cronopio es contrapelo, contraluz, contranovela, contradanza, contratodo, contrabajo, contrafagote, contra y recontra cada día con cada cosa que los demás aceptan y que tiene fuerza de ley”.
No sé si las que suscribimos estas líneas somos tan idealistas y sensibles como los cronopios cortazarianos cuando nos empeñamos en investigar lo jurídico e innovar en la docencia del Derecho a través de las Artes, pero por lo de pronto vamos a seguir apostando por que las Artes y el Derecho sigan yendo de la mano.
Las directoras y coordinadoras