Tres métodos de evaluación de programas y servicios
Juicios finales sumativos, teoría del cambio y evaluación orientada a los actores implicados
No hay una única forma de evaluar. Hablar de evaluación es hacerlo de una disciplina académica y profesional que tiene un largo recorrido histórico con discusiones metodológicas vivas y reflexiones continuas que ha generado una amplia variedad de propuestas metodológicas. Como muestra de dicha diversidad basta tomar, por ejemplo, la clasificación elaborada por Stufflebeam (2001) con 22 grandes aproximaciones evaluativas.
En definitiva, existen diversas aproximaciones, autores y escuelas que piensan y trabajan de forma distinta. Estas corrientes pueden generar diferentes productos que tienen diversos usos y pueden responder a diferentes propósitos.
La selección de una aproximación o método debe ser un ejercicio consciente y conocedor de las virtualidades y defectos de una y otra alternativa para proponer aquella que se acomode mejor a cada contexto y propósito evaluativo.
En el año 2011 el Centro de Estudios de Cooperación al Desarrollo (CE- COD) me encargó un texto que permitiese ampliar la mirada metodológica en el sector de la cooperación al desarrollo. Durante mucho tiempo la práctica evaluativa se reducía mayoritariamente a una única forma de evaluar. El modelo de juicios finales sumativos conocido coloquialmente como criterios o los cinco criterios del CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo) de la Organización ara la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De este encargo surgió el documento «Dos Métodos de Evaluación: Criterios y Teoría del rograma» (Ligero, 2011).