Topografía de la herida (que hoy se edita por vez primera, pero del que ya habían aparecido ocho poemas en la antología Memoria del jardín, de 2006) es un libro creado en el tránsito del siglo XX al XXI, esto es, entre Las sílabas del mundo (1999) y De la intemperie (2004).
A partir de hilos —anímicos y verbales— como la memoria, la experiencia vivida, los seres próximos, los lugares vinculantes y territorios del origen, determinadas obras artísticas, musicales, monumentos, ciudades, objetos cotidianos, la naturaleza sentida y presentida, elementos del cosmos, escritores queridos… el poeta traza una cartografía o topografía —personal y universal a un tiempo— en la que el existir manifiesta ese doble componente de la gracia (lo pleno conseguido) y la herida (la melodía de las pérdidas), que corresponden, posiblemente, a toda experiencia del existir. Para ello, se combinan la elegía y el canto, la meditación y la intensidad emotiva, a fin de iluminar y revelar el entramado que nos constituye.