V.CONCLUSIONES
III. ALGUNOS HITOS DEL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN HACIA LA SOSTENIBILIDAD PROMOVIDOS POR LOS SUPERMERCADOS.
Los rasgos y objetivos comunes que hemos analizado en el apartado anterior constituyen la argamasa de un trabajo compartido que busca resaltar los valores del comercio tradicional como actividad al servicio de la sociedad sin perder de vista los retos que nos plantea el futuro. La distribución alimentaria está llamada a representar un papel protagonista en los grandes ejes transformadores de la economía y de la sociedad de los próximos años, como son la economía circular o la transformación digital. Para abordarlos, las empresas de ASEDAS han hecho ya y continúan haciendo el ejercicio de sentar unas bases firmes que preparen este proceso y que lo hagan con plenas garantías de preservar un modelo que ha demostrado ser el más sostenible medioambiental, social y económicamente. Estos cimientos se sostienen en diversos hitos que hemos ido sumando a lo largo de los años y que han convertido a la distribución de proximidad española en un sector dinámico, innovador y con vocación de ser palanca de cambio de muchos de los desafíos que nos plantea la primera mitad del siglo XXI.
Competitividad en precios.
ASEDAS está formada por compañías de ámbito nacional, regional, familiares y cooperativas. Hacemos este pequeño recordatorio para subrayar un factor importante y diferenciador de la distribución moderna en española y que tiene que ver con su estructura y expansión, con características específicas incluso entre unas CCAA y otras. Las empresas de carácter regional compiten en igualdad de condiciones con las grandes cadenas nacionales y, entre todas, aportan una gran variedad de modelos de tienda y surtidos que configuran una oferta en proximidad tremendamente rica y de la que los consumidores se benefician a diario.
Si comparamos la distribución alimentaria en España con la de otros países de nuestro entorno comprobamos, además, que nuestro país presenta uno de los mayores equilibrios entre formatos de Europa. Éste es otro de los factores que fomenta la competencia al ofrecer al consumidor diferentes modelos de tiendas en los que hacer su compra y a la cadena agroalimentaria diferentes posibilidades de acceso a los canales de distribución.
El desarrollo de las centrales de compra es otro de los factores que ha sostenido el desarrollo de una distribución de proximidad variada en la que los pequeños compiten en precios y surtidos con los grandes y que, además, llegan a los puntos más recónditos de la geografía española. Las centrales de compra cumplen funciones complejas de las que hablaremos más adelante, destacaremos ahora la tarea fundamental de proporcionar el acceso a productos de alimentación de calidad y a precios competitivos a las pequeñas cadenas.
El resultado de todo esto ya lo hemos subrayado anteriormente: el consumidor español tiene acceso a la alimentación a unos precios que se sitúan más de 6 puntos por debajo de la media europea y hasta 19 de países muy similares a nosotros como renta per cápita y estructura productiva, como es Italia. Todo ello permite configurar la oferta de alimentación de los supermercados de proximidad que es completa, variada, segura y a precios competitivos. Esto explica también que sea, año tras año, el formato preferido por los consumidores españoles.
Innovación.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua España define la palabra innovar como “mudar o alterar algo, introduciendo novedades”. Las empresas que conforman ASEDAS son innovadoras natas y han participado en el proceso de la transformación de la distribución moderna en España desde su creación. A partir de la década de los 90 –recordamos que ASEDAS se formó en 1999- y, especialmente en los primeros años del siglo XXI, la distribución moderna en España ha experimentado cambios constantes y muy relevantes que la han situado a la vanguardia de la innovación entendida en su más amplio sentido empresarial y productivo.
Las tres grandes claves de la innovación en la distribución moderna son el incremento de tamaño de las compañías que se produjo durante la década de los 90 y primeros años del siglo XXI, el desarrollo del asociacionismo que contribuyó a fortalecer los modelos empresariales de pequeñas compañías y la fuerte inversión en innovación que no ha cesado en ningún momento.
El incremento de la capacidad de compra de las compañías, que viene determinado por su volumen de ventas y su entorno financiero, está íntimamente ligado a su crecimiento de tamaño ya sea orgánico o a través del asociacionismo. Los supermercados han sabido crecer para competir y eso ha hecho que, mientras el formato de proximidad representaba el 42% de los establecimientos en el año 1990, en 2015 ya suponía el 78%.
En relación con lo anterior, las centrales de compra han sido y son, como ya hemos mencionado, una pieza angular en la configuración actual de la distribución moderna y una pieza clave de los diferentes movimientos asociacionistas. El incremento del poder de negociación y la reducción de costes ha permitido afianzar la fortaleza económica y el crecimiento de las cadenas de supermercados y autoservicios, especialmente los más pequeños. Pero las centrales de compra van más allá y se están transformado en centrales de servicios destinadas a apoyar a sus asociados en los complejos procesos de cambio que están por venir con el objetivo de mantener su índice de productividad.
Por último, la inversión en mejoras técnicas relacionadas con infraestructuras logísticas y en tienda supera largamente los 300 millones de euros anuales en las empresas de ASEDAS en una tendencia que ha ido in crescendo en los últimos años. Esta inversión se centra en cuestiones relacionadas con procesos logísticos y de fabricación, organización interna, comercialización, mercadotecnia e innovación productos. La incorporación de la tecnología de manera amplia, tanto en los procesos logísticos como en las tiendas, y la profesionalización del personal tanto administrativo como de atención al consumidor en los establecimientos son los dos conceptos –que desarrollaremos más adelante- que cierran la lista de las innovaciones que configuran el supermercado del siglo XXI.
Empleo.
Nos encontramos en un sector altamente intensivo en empleo. En una somera relación entre productividad y empleo, se podría pensar que existe un déficit de productividad ya que, en proporción con la superficie o las ventas, el supermercado emplea a más personas que otros formatos. Las propias características del supermercado de proximidad -la alta rotación de los productos en el lineal y el poco espacio de almacenamiento disponible en los centros urbanos en que están situados nuestros locales- hacen necesario contar con personal capacitado para prestar el mejor servicio al consumidor. Los profesionales de los supermercados, que trabajan en muy diversos puestos -desde las tiendas a la administración pasando por la logística-, son el principal activo de nuestro modelo de distribución y un componente social ineludible.
En los últimos años, se ha producido un proceso de diversificación con la introducción de nuevos perfiles que responden a los diferentes campos relacionados con la transformación digital y la economía circular. La gestión del talento ha sido uno de los grandes activos que ha ayudado a configurar la distribución moderna en España y lo seguirá siendo de cara al futuro. Las empresas de ASEDAS han realizado una apuesta clara en este sentido con la incorporación de una media de entre 300 y 1.000 nuevos empleados por enseña al año durante los últimos ejercicios económicos.
El supermercado de proximidad ha optado por un empleo estable –el 85% de los contratos son indefinidos, superando el 90% en algunas enseñas-, de calidad y con un alto porcentaje de empleo femenino –aproximadamente el 70%-. Hace ya tiempo que ha dejado de ser un sector refugio de empleo juvenil para convertirse en una opción laboral con posibilidades de desarrollo de carreras largas y estables a medio y largo plazo. Prueba de ello es que el 70% de la plantilla trabaja en tienda, el 15% en almacenes y el 15% en oficinas. En todos estos ámbitos, la transformación digital hace que se demanden nuevos perfiles relacionados con la venta online, procesos logísticos eficientes y tecnologías de big data y blockchain, lo que dará nuevas oportunidades a muchos trabajadores y un impulso interesante a la evolución de la distribución moderna.
Cadena: sostenibilidad y buenas prácticas.
La distribución con base alimentaria es un eslabón más de la cadena agroalimentaria y, por lo tanto, participa en ella desde la idea de lograr la triple sostenibilidad económica, social y medioambiental para todas las partes que conforman la misma. Las empresas de ASEDAS trabajan en lograr el equilibrio entre el desarrollo empresarial de las distintas partes de la cadena para que los beneficios de esta actividad reviertan en la sociedad. Para ello, la distribución moderna necesita que existe un sector productor fuerte con el que ser capaces de construir verdaderas cadenas de valor que se centren en dar respuesta de forma ágil y flexible a las demandas del consumidor, que es nuestro objetivo común.
La transferencia de conocimiento de la distribución hacia el productor en relación con las tendencias de consumo es uno de los grandes logros de los últimos años en el marco de la cadena agroalimentaria. El objetivo es conseguir la orientación hacia el mercado de la producción alimentaria, en definitiva, debemos dejar de intentar vender lo que se produce a producir lo que el consumidor demanda. Este cambio de paradigma tiene importantes y beneficiosas consecuencias económicas al ajustar la oferta a la demanda y también medioambientales al reducir el desperdicio alimentario, especialmente en el eslabón de la producción primaria –donde se registra una tasa de desperdicio del 11%-, y optimizar el uso de recursos en origen.
Para que esto sea posible, es preciso avanzar por la senda de las relaciones comerciales estables que permita al sector productivo una mejor visión de la cadena para adaptar su producción a las necesidades reales. La creación de las bases para un trabajo conjunto orientado a precio, volúmenes y productos es otro de los grandes hitos de los últimos años en los que debemos seguir profundizando.
Lucha contra el despoblamiento.
La estructura de la distribución moderna en España que venimos analizando a lo largo de estas páginas ha posibilitado que cualquier consumidor tenga muy cerca de sus casas o trabajos varios supermercados en los que hacer una compra completa, variada, segura y a precios competitivos. La característica de la cercanía y de la proximidad no es una exclusiva de las zonas urbanas o más pobladas, sino que se extiende hasta las áreas rurales de nuestro país. El desarrollo de la estructura de la distribución con base alimentaria en zonas rurales constituye un elemento de desarrollo local gracias a la creación de empleo y riqueza que se produce en aquellos lugares en que operan las cadenas de distribución, además posibilita a la población rural el acceso a la alimentación en igualdad de condiciones que el resto.
En un momento en que el despoblamiento de amplias zonas de España es un reto de país, nos sentimos orgullosos de que en la actualidad no existan desiertos alimentarios. Si consideramos el total de municipios de menos de 10.000 habitantes, donde viven casi 8 millones de personas, la distribución organizada da cobertura al 82,6% de la población, siendo el 82,4% de la superficie de venta de enseñas pertenecientes a empresas de ASEDAS. Si tomamos en cuenta solo los municipios con menos de 2.000 habitantes, la distribución organizada llega a un 46,5% de la población. Además, en aquellos núcleos de población en torno a 1.000 habitantes o menos en los que no se detecta presencia de la distribución moderna, la gran mayoría dispone de un supermercado o autoservicio a alrededor de 15 minutos de distancia.
Si buscamos las razones de que en España no tengamos desiertos alimentarias volvemos a los pilares que configuran la distribución moderna en España: el desarrollo de las centrales de compra con su capacidad de capilaridad hacia cadenas de supermercados pequeñas y dispersas; el fuerte desarrollo de las cadenas regionales que han sido capaces de fomentar el comercio de alimentación en proximidad de manera muy ligada al desarrollo económico y social de las regiones y de los productores locales; y, por último, es la alta flexibilidad y capacidad de adaptación del supermercado de proximidad en la que también participan las grandes cadenas que operan en todo el país sin perder de vista la dimensión local de su actividad.
Seguridad alimentaria.
Podemos afirmar que, a día de hoy, España cuenta con una de las redes de seguridad alimentaria más eficaces del mundo. La seguridad alimentaria es el resultado de diversos factores que incluyen normas mínimas de higiene obligatorias, controles oficiales para comprobar el cumplimiento de las mismas y la puesta en marcha por parte de los operadores de estas normas. Los supermercados participan de esta red de seguridad alimentaria a través un equipo de técnicos que tiene cada enseña con el objetivo de garantizar la higiene y la no contaminación de alimentos, según los Reglamentos europeos del Paquete de Higiene. Estos técnicos se reúnen periódicamente en el CASA – Comité de ASEDAS de Seguridad Alimentaria- para compartir buenas prácticas y avanzar en los procesos de control sanitario al ser la seguridad una de nuestras prioridades absolutas.
Los operadores son los responsables de garantizar la seguridad alimentaria de los productos en el ámbito del autocontrol y los planes de peligros y puntos críticos de control para garantizar un elevado nivel de protección de los consumidores en relación con la seguridad alimentaria. Para ello ponen en marcha múltiples medidas que abarcan desde el control de la temperatura para el mantenimiento de la cadena del frío y el control de las buenas prácticas en el proceso de producción, transporte, elaboración y manipulación. Esta inmensa responsabilidad hace que la distribución alimentaria sea también especialmente exigente hacia los procesos de los productores y los protocolos de transporte y envasado. Así mismo, tenemos la obligación de explicar al consumidor las razones sobre cómo se produce la venta al público de determinados productos en relación especialmente con los envases o el etiquetado.
Medio Ambiente.
El supermercado es el formato más sostenible medioambientalmente. Los motivos son su localización –el 90% de los clientes hacen la compra a pie, su inclusión urbanística en el modelo de ciudad que no necesita de desarrollos urbanísticos especiales y el ajuste de la oferta a la demanda –el poco espacio de almacenamiento disponible hace que la rotación sea la clave en la gestión del surtido-. Además, en los últimos años, se han realizado grandes avances en materia de eficiencia energética –con grandes inversiones en energías limpias y optimización logísticas-, la movilidad urbana –gracias a los sistemas limpios de transporte y optimización de rutas de reparto a domicilio-, la reducción del excedente alimentario –siendo el eslabón de la cadena con un índice de desperdicio más pequeño, no llega al 1% en el caso de las empresas de ASEDAS- y, por último, la implantación de los sistemas de reutilización y reciclaje que consiguen tasas medias de reciclado del 75%. Esta situación, derivada de las propias características del supermercado de proximidad que, entre todos, hemos creado y de los esfuerzos realizados en los últimos años, sitúa al modelo español de la distribución moderna en la línea de salida de la transición hacia la economía circular.
El compromiso de los supermercados con el medioambiente ha escrito ya algunos hitos, en los que hemos actuado como palancas de cambio. Es interesante mencionar que los supermercados fueron los primeros en cobrar, de manera voluntaria, las bolsas de plástico en la línea de caja y, con este hecho, se ha conseguido la reducción de las mismas en aproximadamente un 80% entre los años 2009 y 2018. Otro ejemplo es la introducción del pool de envases, cajas reutilizables en tareas logísticas con capacidad de ser usadas durante más de 5 años y que constituyen un ejemplo de colaboración en la cadena. Así pues, con el camino ya iniciado, y en pleno debate sobre la necesidad de reducir los plásticos, seguimos a la búsqueda de nuevos materiales y de la aplicación de criterios de ecodiseño con el objetivo de la reducción.
Digitalización.
El comercio electrónico puede ser considerado, de manera superficial, como el gran reto tecnológico de la distribución alimentaria. Sin duda, supone un gran objetivo de cara al futuro pero es tan solo la punta del iceberg de la gran transformación digital en la que estamos inmersos. Siendo, tal como señalábamos anteriormente, la innovación en procesos y métodos de gestión uno de los grandes logros de la distribución de proximidad de los años pasados. Tecnologías como el Big Data o el Blokchain se están ya utilizando para mejorar la gestión del surtido. Esta mejora deriva en la adaptación detallada a las demandas del consumidor -a las que tenemos la capacidad de responder de una manera cada vez más segmentada-, en el control del pedido a tienda de manera que se evite el excedente alimentario, en la trazabilidad y en la eficiencia logística, entre otras cosas.
Volviendo al comercio electrónico, el desarrollo de nuevos canales de venta es imprescindible para responder a la demanda de amplios grupos sociales y avanza a buen ritmo en las enseñas de ASEDAS. Sin embargo, el desarrollo del comercio electrónico en productos de gran consumo debe tener en cuenta la triple sostenibilidad: social –asegurando a los ciudadanos el acceso a una alimentación completa, segura y a precios competitivos-, económica –que no ponga en riesgo el actual modelo de distribución de proximidad absorbiendo los costes de transporte y organización- y medio ambiental –minimizando las emisiones de CO2 derivadas del transporte a domicilio de mercancías, así como abordando los problemas de movilidad urbana que preocupan y mucho en las grandes ciudades.