La belleza puede estar en los ojos del que mira, pero también en el lenguaje que utilizamos y en el mundo que nos rodea. A partir de esta reflexión, Crispin Sartwell elige seis palabras de otras tantas culturas -el » tò kalòn » de los antiguos griegos, la idea japonesa del » wabi sabi » , el hebreo » yapha » , el concepto navajo de » hozho » , el sánscrito » sundara » y el » beauty » inglés- para explicarnos otras formas de pensar y de percibir la belleza, de experimentar la estética en el mundo.
Nos hace ver la belleza no sólo en obras de arte como un cuadro de Vermeer, sino también en elementos y aspectos de la vida cotidiana, desde un tazón japonés a la manera de usar un martillo, pasando por la actriz Diana Rigg en su papel de Emma Peel o el placer que se obtiene de oír música pop y disfrutar de espacios abiertos, sonidos, aromas…. Nos habla de lo prosaico y lo sublime, de lo imperfecto y lo ideal que hay en ellos.
El análisis de Sartwell posee la claridad y la agudeza de la mejor filosofía sin necesidad de dogmas y términos especializados que los suele acompañar. Aunque podrían haber sido varios miles, » Los seis nombres de la belleza » se convierten en el libro de Crispin Sartwell en ideas sencillas y profundas a propósito del mundo y de nosotros mismos.
» La obra, fundamentada en un profundo amor por el mundo, es una revelación de lo cotidiano, de las bellezas cotidianas que tan fácilmente podemos perdernos (y también de las raras y sorprendentes). No encontramos en el libro un nuevo vocabulario para nombrar la belleza, aunque esté lleno de regalos. En estas reflexiones sobre los tipos, los estilos y los ejemplos de belleza hay una finalidad más profunda: transformar nuestra experiencia del mundo, lo cual es tal vez lo mejor que el libro puede ofrecernos. En definitiva, Seis nombres de la belleza es un descubrimiento » . Karmen MacKendrick