Los pacientes que acuden a un centro sanitario esperan ser atendidos no solo por un buen médico, sino también por un médico bueno. Las aptitudes y las actitudes son claves para una atención médica de calidad y calidez. Los médicos del siglo XXI tienen unos conocimientos, capacidades y tecnologías a su alcance, impensables hace unas décadas. Estos avances científico-tecnológicos están influyendo en la misma relación médico-paciente.
El historiador de la medicina y bioeticista Diego Gracia, ya advertía que en el último tercio del siglo veinte, la forma de relacionarse los médicos y los enfermos había cambiado más que en los veinticinco siglos anteriores. ¿Están los médicos y los pacientes preparados para los nuevos retos del futuro? Desde la educación médica ¿Se puede aportar a los futuros médicos una formación a la altura de los retos que implica el nuevo escenario de la sanidad? ¿Puede adquirir el estudiante de medicina durante su formación las actitudes necesarias para desarrollar una medicina centrada en el paciente? ¿Es posible preservar esos buenos niveles de empatía que lleva consigo el alumnado que ingresa en las Facultades de Medicina? Estos y otros interrogantes se plantean en las páginas de este libro, que pretende ser un material para la reflexión y el incentivo de actitudes más humanizadas en la práctica de la relación médico-paciente.
Hemos intentado poner en diálogo a distintos especialistas que creen posible acompasar el desarrollo científico-técnico a la rehumanización del trato al paciente. Los pacientes del presente siglo tampoco son los mismos; el cambio del modelo paternalista al autonomista ha favorecido un sujeto menos pasivo, más empoderado, que reclama una toma compartida de decisiones. Pacientes y médicos están hoy en diálogo pues, la buena o mala relación, depende de los distintos actores implicados en la misma.