El dinero parece ser el protagonista de nuestra civilización. El trabajo se instrumentaliza, en su loca carrera por un premio equivocado. Se confunden los fines con los medios, y se vacía de sentido la vida, prostituyendo ética y valores.
A pesar del sufrimiento y desesperación originado por esta epidemia denominada crisis, se trata de una etapa que puede resolverse en positivo. El autor ofrece una explicación.