¿Qué saben de su historia nuestros jóvenes? ¿Cuánto saben? ¿Les interesa? ¿Juega algún papel en su vida diaria? ¿Cómo la interpretan? ¿Qué aprenden o entienden de lo que se les enseña? ¿Es necesario enseñar historia para asegurar la continuidad de nuestras sociedades? ¿Qué tipo de historia? ¿Comunitaria, universalista, crítica? ¿Qué supone hoy pensar históricamente? Estas y otras cuestiones similares han sido objeto de discusión en diferentes momentos y lugares. Algunos sectores han mostrado su preocupación por la falta de conocimiento de los jóvenes sobre la historia en general y, sobre todo, por la de su país. El problema de la identidad local en un mundo globalizado se sigue abordando desde la escuela, cuando esta hace mucho que perdió el monopolio de la transmisión de «saberes nacionales». La formación para ese mundo global invitaría a formar en habilidades más allá de lo local, pero la percepción que se elabore de lo más cercano sigue constituyendo el escenario privilegiado del combate cultural. 
Estos y otros asuntos acerca de la actualidad de la relación entre historia, aprendizaje e identidad territorial integran este volumen que elaboran expertos en disciplinas como la historia, la psicología o la didáctica.