El año 2020 quedará marcado en la Unión Europea por dos cuestiones fundamentales: la pandemia de la Covid-19 y la salida del Reino Unido. Sin embargo, anteriormente ya se habían producido una serie de hechos que podría parecer que habían debilitado el lema de la UE: “unidad en la diversidad”.
Las dos políticas más importantes en el presupuesto comunitario, esto es, la Política Agraria Común y la Cohesión Económica, Social y Territorial, seguirán siendo fundamentales, sobre todo la segunda con relación a la convergencia de las regiones y países menos desarrollados de la Unión. Por otra parte, la transición ecológica es un hecho incuestionable que afecta a las políticas anteriores y, en especial, a la política medioambiental, la energética y a la economía azul o el enfoque de bottom up. También la política de competencia, el derecho de las sociedades, el emprendimiento y los avances tecnológicos y de innovación son fundamentales para el buen funcionamiento del mercado interior y de la Unión Económica y Monetaria que todavía tiene trabas importantes y de difícil solución, a corto plazo, como la deseada armonización fiscal.
En una economía de bienestar como la europea, donde una de sus características destacadas es el creciente envejecimiento de la población, es necesario contar con unos sistemas públicos de servicios sociales satisfactorios, pero que hoy en día están marcados por las circunstancias de la pandemia que puede hacer cambiar la política de salud de la Unión.
En definitiva, estos desafíos actuales y de futuro son una oportunidad única para la Unión Europea con el fin de recuperar su dinamismo, liderazgo y competitividad marcado por el nuevo Marco Financiero (2021-2027) y por la iniciativa New Generation UE, que va a suponer una entrada significativa de dinero en los Estados miembro, lo cual puede contribuir a la búsqueda de una mayor integración y federación de estos.
