Tras nueve meses y más de un millón de muertos, la investigación sobre el origen de la pandemia de la covid-19 sigue abierta. Los murciélagos son el sospechoso número uno para los virólogos: es muy probable que uno de estos animales fuera el vector de contagio del virus hasta los seres humanos. Sin embargo, sus factores desencadenantes y sus causas profundas tienen un carácter estrictamente humano: la deforestación acelerada, el crecimiento de las minas a cielo abierto, el comercio (legal e ilegal) de fauna salvaje y, por supuesto, el calentamiento global. En otras palabras: la acción depredadora del capitalismo sobre cada ecosistema y casi cada vida. Estamos por tanto ante una crisis sanitaria que es, ante todo, una crisis ecológica.
Andreas Malm —uno de los pensadores fundamentales del ecologismo político actual— nos propone un libro revelador, dotado de una prosa que ruge. Con la combinación necesaria de calma y urgencia que ostenta el auténtico pensamiento crítico, analiza los mecanismos por los cuales el capital, en su búsqueda ilimitada de beneficios, nos ha conducido a una situación que, desde la escala microbiana a la atmosférica, impone un riesgo crónico y letal. Desentrañando en detalle la experiencia sin precedentes que hemos vivido todos en los últimos meses, Malm propone implementar una serie de políticas ecológicas radicales y a gran escala. Y nos recuerda que, al menos en el frente climático, no habrá «nueva normalidad», pues las medidas cosméticas y burocráticas que proponen nuestros actuales representantes políticos no serán suficientes. Si no queremos vivir en «un planeta febril habitado por gente febril», necesitamos una perspectiva revolucionaria.