Este libro puede catalogarse como de historia-ficción, pero ¡ojalá! que la historia que cuenta hubiera sido todo ficción, porque la ficción que menciona pudo haber sido una meritoria historia.
Los moriscos, que interpretan las ficciones del libro, existieron realmente, aunque fueran llamados primero mudéjares y después berberiscos, pero ellos siempre se consideraron hispanoárabes, pues habían vivido en la península ibérica más de ocho siglos, que representan mucho más tiempo que los otros pueblos invasores.
La religión cristiana, que aceptaron foto e impusieron los bárbaros del norte, marcó el rumbo de la historia, ya que fue la excusa que les sirvió para realizar sus logros políticos, siendo el primero la conquista de toda la península, pues de ninguna de las maneras debe llamarse reconquista.
Los árabes no conquistaron, invadieron y colonizaron lo que llegaría a ser España, pero respetaron las costumbres, educación, lengua y religión de la gran mayoría de los colonizados. Además importaron a la península todo su saber y su cultura, sobre todo heredada del oriente y de los griegos, haciendo de España el mejor centro de difusión para toda Europa de sus logros y de sus ideas.
El presente libro deja entrever algo de lo antedicho, pero sobre todo describe la vida y la obra de los moriscos alicantinos, que supieron establecerse en la zona de la Albufereta, construyendo sus huertos, sus casas y sus torres en la Huerta de Alicante.
