UN LIBRO INTERACTIVO, POTENTE, ABSORBENTE Y PRÁCTICO PARA LA JURISTAS y ESTUDIANTES.
Sorprenderá al lector tanto el contenido como su presentación, que consigue hacer del papel un ebook interactivo tan sólo con tener un smartphone o tableta al lado.
Dice el prologuista de la obra, en perfecto resumen de su contenido:
“La legítima defensa ha sido con frecuencia una de las construcciones que más debate ha propiciado dentro de la ciencia del Derecho penal. Así, Welzel precursor de la doctrina finalista en la ciencia penal que imbuye—en cierta manera—nuestro derecho positivo se preguntaba a inicio del siglo pasado si acaso era lo mismo matar un mosquito—o una mosca para algunas traducciones menos literales—que una persona en legítima defensa.
Esa pregunta, cuya obvia respuesta debe ser negativa, ha sido reformulada desde el mundo de la ciencia jurídica para permitir una serie de disquisiciones en las que cualquier lego y muchos juristas –entre los que me incluyo—no llegamos sino a arañar la superficie, pero conduciendo a una práctica jurisprudencial técnicamente impecable que ha dado lugar a titulares de prensa que hacen que sus resultados no siempre sean los que la sociedad espera de los instrumentos puestos por los poderes públicos para su salvaguarda.
Aumentado su efecto por las redes sociales y la posibilidad de que cualquier persona con un dispositivo electrónico pueda opinar al respecto vemos que, pese a ser una de las cuestiones clásicas del Derecho penal, la legítima defensa sigue siendo en la actualidad un tema candente, de los muchos que apunta –y no vence a la tentación de desarrollar en demasía para no privarnos, espero, de otras futuras obras D. Alfredo—en la primera parte del libro. Así apunta cuestiones como son el derecho a la defensa y en torno a él la mendacidad del autor; la asistencia letrada frente a la autodefensa; la atribución de competencias al Tribunal del jurado; y la graduación de las penas. Y todo esto como aperitivo a la legítima defensa.