Desde el 11 de septiembre de 2001, los temas relacionados con la seguridad y el terrorismo han dominado, como nunca, los mass media en Estados Unidos. Con las guerras de Afganistán e Irak, y las consecuencias que de ellas se han derivado, la lucha global contra el terrorismo sigue estando en primera página. En Estados Unidos, el interés en la política interna de la primera administración Bush, en materia de seguridad y terrorismo, ha aumentado notablemente. Cabría preguntarse cuál era la información de la que disponía el gobierno respecto del peligro de que se produjeran los ataques del 11 de septiembre.
Los asuntos judiciales contra sospechosos de terrorismo y la consecuente aplicación de la nueva legislación antiterrorista despiertan interrogantes en torno a la supremacía de los principios de la seguridad nacional en detrimento de la Constitución y los derechos civiles reconocidos en el Bill o Rights.