En 1554 se publica una novela ciertamente singular. Su título es «Lazarillo de Tormes» y su autor permanece, hasta hoy, desconocido. Por primera vez, un personaje de baja extracción cuenta su vida en primera persona. No se trata de un adulto, de un caballero, de un príncipe, de un soldado o de un pastor, sino de un muchacho de doce o catorce años que narra su historia desde su niñez y su ardua supervivencia en la dura vida del siglo XVI. Con sentido del humor y mirada satírica, Lázaro nos habla de la realidad de un país poblado de mendigos, de clérigos que no practican la caridad, de hidalgos reacios al trabajo y preocupados sólo por su honra, de bulderos que aprovechan la buena fe de las gentes y de jóvenes cuya máxima aspiración es no pasar hambre.