La Histora de un país, su memoria, son el resultado de un difícil trabajo de reconstrucción, generalmente elaborada después de muchos años, incluso siglos de investigación, debate y reflexión. Es el análisis cuidadoso de los hechos lo que permite la elaboración de esta delicada tarea en manos de historiadores libres y objetivos. La Historia a corto plazo está escrita más a menudo por lon vencedores, los del triunfo quienes, al principio, pueden aportar sus contrastados testimonios civiles, matices a la narrativa maniquea del establishment, ya sean de un bando u otro. Sobre todom nos dan sus recuerdos bañados en emociones, esperanzas, remordimientos, alegrías y sufrimiento, amargura y convicciones; otra visión de los hechos. Un país que ignora su pasado no tiene identidad y será difícil para él prever su futuro para las generaciones venideras.
El retrato es un proyecto vital, una forma de existir, aprender, cuestionar. Elegí trabajar en vivo en las fronteras; las que están al borde del olvido. El retrato es una transfiguración de un ser en el portavoz de toda nuestra condición. Su interpretación es múltiple, abierta. Desde nuestros ojos se convierte en una historia dentro de la historia.
LAS CARAS DEL EXILIO
COMISIÓN INTERMINISTERIAL PARA LA CONMEMORACION DEL 80 ANIVERSARIO DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL MINISTERIO DE JUSTICIA – GOBIERNO DE ESPAÑA
Pierre Gonnord (Francia, 1963) es un artista visual que en 1988 fijó su residencia en Madrid y puso en marcha un proyecto profesional muy personal centrado en el rostro humano como mapa que desvela el recorrido vital que lo construye.
En 2019, la Comisión Interministerial para el 80 aniversario del exilio republicano español de 1939 y el Ministerio de Justicia encargaron a Pierre Gonnord que reflejase, a través de su arte, los sentimientos y vivencias de los supervivientes del exilio, hijos, nietos y descendientes de aquellos exiliados que tuvieron que salir de España, para que sus vidas no caigan en el olvido y para que el esfuerzo de aquellos luchadores antifranquistas que, derrotados en España, continuaron combatiendo en Europa contra el terror nazi no haya sido en balde.
Así nació Xa sangre no es agua, proyecto fotográfico que a través de los retratos de los rostros y testimonios de los supervivientes de aquella época dramática y de sus descendientes trata de averiguar quiénes eran, cómo llegaron a Francia, dónde y cómo vivieron y trabajaron y, sobre todo, cuál es la cartografía de su memoria, los recodos que conforman los recuerdos y olvidos de su pasado español, la materia de la que están construidos los valores que defendían.
En 2019, el Gobierno ha impulsado una política de recuperación de la memoria del exilio republicano español a través del reconocimiento público de las exiliadas y exiliados y sus aportaciones tanto al progreso, desarrollo y modernización de los países de acogida como a la recuperación de la democracia en España. Dicha política ha sido gestionada por la Comisión Interministerial creada por acuerdo del Consejo de Ministros del 16 de noviembre de 2018, en la que se integraron nueve departamentos gubernamentales bajo la coordinación del Ministerio de Justicia.
El trabajo de Gonnord consta de 22 obras, cada una de las cuales incluye el retrato de un protagonista del exilio, un texto con el testimonio de la persona retratada y un documento de archivo, objeto de memoria. El conjunto indaga en el proceso de creación de la memoria colectiva del exilio republicano para rescatarla del olvido y darle una nueva vida a través de la huella visible en el rostro de sus protagonistas.
LES VISAGES DE L’EXIL
COMMISSION INTERMINISTÉRIELLE POUR LA COMMÉMOR ATION
DU SO* ANN(VERSA!RE DE L’EXIL REPUBLICAIN ESPAGNOl
MINISTÉRE DE LA JUSTICE – GOUVERNEMENT DUROYAUME D’ESPAGNE
Pierre Gonnord (France, 1963) est un artiste visuel qui s’est installé en 1988 á Madrid (Espagne) et s’est lancé dans un projet professionnel extrémement intime, visant á représenter le visage humain comme une carte dévoilant le vécu de ses modeles.
En 2019, la Commission interministérielle pour le 80″ anniversaire de l’exil républicain espagnol de 1939 et le ministére de la Justice ont demandé á Pierre Gonnord de refléter, á travers son art, les sentiments et vicissitudes des survivants de l’exil, des fils, des petits-fils et des descendants de ees exilés qui furent forcés de quitter l’Espagne, pour que leurs vies ne sombrent pas dans Foubli et, pour que la lutte de ees combattants antifranquistes qui, vaincus en Espagne, continuérent leur combat en Europe contre la terreur nazie, n’ait pas été vaine.
C’est ainsi qu’a vu le jour La sangre no es agua [Le sang, ce n’est pas de l’eau], un projet photographique qui cherche á comprendre, á travers les portraits et témoignages des survivants de cette époque dramatique et de leurs descendants, qui ils sont, comment ils sont arrivés en France, oü et comment ils vécurent et tra-vaillérent, les méandres de leurs souvenirs et de Foubli de leur passé espagnol, les fondements sur lesquels reposent les valeurs qu’ils défendaient.
En 2019, le gouvernement a engagé une politique en faveur de la récupération de la mémoire de l’exil républicain espagnol á travers la reconnaissance publique des femmes et des hommes exilés et de leur contribution non seulement au pro-grés, au développement et á la modernisation des pays d’accueil, mais aussi au rétablissement de la démocratie en Espagne. Cette politique a été dirigée par la Commission interministérielle créée par décret lors du Conseil des ministres du 16 novembre 2018 et regroupant, sous la houlette du ministére de la Justice, neuf départements gouvernementaux.
Le projet de Gonnord se compose de 22 oeuvres comprenant chacune un portrait d’un protagoniste de l’exil, un texte retranscrivant le témoignage de la personne photographiée et un document d’archive ou un objet de mémoire. L’ensemble explore le processus de création de la mémoire collective de l’exil républicain afin de la sauver de l’oubli et de la faire revivre á travers les traces visibles du visage de leurs descendants.
VIDAS VENCIDAS, VIDAS GANADAS. CARMEN FERNÁNDEZ ORTIZ
El año 39 del pasado siglo, recién finalizada la Guerra Civil, no fue fácil para nadie en España, pero especialmente para las familias que tuvieron que partir de sus hogares sin desearlo e intentar crear otros lo más rápidamente posible, sin saber por cuánto tiempo. Francia fue uno de los países que acogió sin dudarlo a estas personas, con humanidad. Colonias y asentamientos cercanos a la frontera fueron los primeros pasos de esa andadura que duró tantos años, en algunos casos toda una vida.
Pierre Gonnord (Francia, 1963) muestra La sangre no es agua, resultado de la invitación por parte del Ministerio de Justicia español para conmemorar el 80 aniversario de aquel exilio. Un emotivo trabajo compuesto de retratos, testimonios y fotografías de objetos íntimos de personas que vivieron en primera persona aquella experiencia en nuestro país vecino, Francia. El verano de 2019 ha sido el momento de escuchar y retratar a estas personas, algunas nonagenarias. Gonnord hace suyo este encargo y comparte la experiencia para devolvernos la suya propia, a través de los retratos sencillos, cercanos y sólidos. Esta vez nos hace sentir y deleitarnos con la imagen y la palabra para que salgamos de nuestro territorio, crucemos fronteras no solo con nuestros pasos, sino también con la intención de reconocer que existen otras realidades y, de esta forma, enriquecer la nuestra.
Junto a los retratos de estas personas aparece el testimonio, transcrito por el artista, y se muestra fundamental, indisociable, formando parte de la creación artística. La intimidad que establece con sus retratados llega también a producirse en la conversación. Los textos se muestran colgados en la pared y hay que mirarlos como una obra más, con su forma resultante al escribir palabra tras palabra y línea tras línea, como un todo. La solidez, la rotundidad de las composiciones nos atrapan para introducirnos en la lectura. Acerquémonos, leamos, sintamos y vivamos en primera persona la experiencia del exilio, del recuerdo de otras personas que necesitaron ser escuchadas, leídas y miradas en algún momento de su existencia, y que hoy se hace posible a través del arte.
Expatriación por motivos políticos es la definición que da nuestra Real Academia de la Lengua de la palabra exilio. Solo leer la primera palabra ya nos traslada a una dura vivencia: salir de tu patria, de tu hogar y de tus raíces de una manera forzada. La supervivencia es algo innato al ser humano, pero me pregunto si es necesario pasar por este tipo de experiencia al mirar de frente a estas personas que nos presenta Pierre Gonnord. La Historia se sigue repitiendo con otros exilios. Unas generaciones vivieron el tiempo de estos relatos, y nos gustaría acercar a otras generaciones estas historias vitales, biografías que se han perdido en el transcurso de los años, para que sean compartidas desde el lado más humano, desde la cercanía de una persona a otra persona, desde la escucha y el reconocimiento de los sentimientos.
El arte tiene ese mágico y sereno poder cuando nos recuerda la importancia de lo que ocurre en cada persona al contemplar sin prejuicios. Dediquemos un momento de nuestras vidas a leer lo que nos cuentan con sinceridad y también con generosidad porque revivir con un testimonio momentos difíciles es volver a vivirlos de alguna manera.
EL TEXTO COMO OBRA DE ARTE
Más allá del tratamiento conceptual de ensalzar la idea como arte a través de mensajes escritos u objetos, Pierre Gonnord quiere presentar los testimonios de las personas retratadas desde una llamada de atención para acercarnos a su lectura. Transcritos por el artista, con la claridad de la tipografía de origen francésDidot, enmarcados como una obra más y justificados en formatos cuadrados o rectangulares, estos textos nos hipnotizan, nos llaman desde la fuerza formal hasta llegar a sumergirnos en cada palabra. Lo importante es finalmente la lectura completa de los mismos tanto por contar experiencias personales como por añadir más información de primera mano imprescindible para un periodo histórico concreto.
El relato de esta exposición transciende la propia imagen ya que el artista quiere destacar la importancia que tiene la palabra hablada, escuchada y, sobre todo, la palabra escrita porque es la que permanece.
Los textos hacen de hilo conductor en este trabajo artístico. Cada palabra que encontramos repetida en ellos nos habla de lo común que vivieron los protagonistas de estas historias y de una parte de la Historia: republicanos, tren, valores, abuelita, Résistance, campo, syndicaliste, derecho, represión, proteger, hermanos, Liberation, idioma, frontera, etc. Protagonistas en el exilio que quizás no coincidieron en lugares concretos de Francia, pero cuyas vivencias fueron similares. Y cada palabra que se repite en cada texto y en el siguiente une a estas personas con una sutil energía guardada en ellas desde aquellos momentos, palabras que las hicieron más fuertes para la supervivencia mencionada al inicio. La unión hace la fuerza, dicen, la unión invisible también.
Las vidas de las personas españolas exiliadas a Francia y a otros países se perdieron en algún lugar, en algún momento, por ser vinculadas al lado «vencido» de la contienda civil. Nuestro país perdió mucho con su marcha, con su silencio no deseado, no consentido pero ejercido sobre ellas. Otras culturas ganaron con su presencia.
LA SANGRE NO ES AGUA. Pierre Gonnord
La Historia de un país, su memoria, son el resultado de un difícil trabajo de reconstrucción, generalmente elaborada después de muchos años, incluso siglos de investigación, debate y reflexión. Es el análisis cuidadoso de los hechos lo que permite la elaboración de esta delicada tarea en manos de historiadores libres y objetivos. La Historia a corto plazo está escrita más a menudo por los vencedores, los del triunfo político, ideológico, económico. Sin embargo son los supervivientes de esta época quienes, al principio, pueden aportar sus contrastados testimonios civiles, matices a la narrativa maniquea del establishment, ya sean de un bando u otro. Sobre todo, nos dan sus recuerdos bañados en emociones, esperanzas, remordimientos, alegrías y sufrimientos, amargura y convicciones; otra visión de los hechos. Un país que ignora su pasado no tiene identidad y será difícil para él prever su futuro para las generaciones venideras.
El retrato es un proyecto vital, una forma de existir, aprender, cuestionar. Elegí trabajar en vivo en las fronteras; las que están al borde del olvido. El retrato es una transfiguración de un ser en el portavoz de toda nuestra condición. Su interpretación es múltiple, abierta. Desde nuestros ojos se convierte en una historia dentro de la Historia.
Quisiera dar las gracias al Ministerio de Justicia español por su invitación, por confiarme la misión de ir a conocer y luego ejecutar el retrato de los supervivientes del exilio republicano español y de sus descendientes. Fue en mi país de origen, Francia, donde conocí a la gente que fotografié y están hoy aquí. Los rostros inmediatamente me desafiaron, pero también la hospitalidad fraternal de estas personas. Los relatos de una Historia olvidada, anécdotas y testimonios, sociales, políticos, pero más a menudo humanos, me han conmovido profundamente. Historias de niños de «la Retirada» separados de sus padres, luchas de personas comprometidas, atrapadas en la agitación de dos guerras, una civil, y otra mundial, y cuyas poblaciones, como siempre, han sufrido violencia, represión, cautiverio y luego exilio apátrida. Luchaban por sobrevivir y luego seguir existiendo, para defender sus valores, sin olvidar España y un posible retorno. Recuerdo los rostros y las voces de los españoles de mi infancia, con sus cálidos acentos. Trabajadores anónimos y humildes que considerábamos con respeto por haber huido de una España lejana, religiosa y militar, congelada en otra época. Entendí al escuchar estos testimonios la esperanza de que todavía podían ser escuchados o leídos, que el recuerdo de los que ya no están sería honrado. Foresta razón, decidí asociar estas historias (voluntariamente en sus lenguas originales), para incorporarlas, tal como me han sido confiadas, en estas paredes junto a los retratos, con objetos personales, fotos de álbumes y ciertos documentos. Forman o Corpus inseparable desde la imagen hasta la palabra.
Espero que mi trabajo, las obras que se exhiben aquí, cuestione, invite a sentiros participes (de otra manera) de la historia de vuestro país que amo y me conmueve. Y que podáis poneros, por un instante, en la piel de los demás, un sentimiento necesario para entender la Historia que también es filiación y lazos de sangre, de ahí el título de esta exposición.