En apenas una década, estudiar chino ha pasado de ser algo cercano a lo exótico o lo extraño a ser considerado una inversión a medio y largo plazo. Este interés en el estudio de este idioma, lejos de poder vincularse con un repentino aumento a nivel internacional del gusto por el estudio de la lengua o la cultura chinas, está estrechamente relacionado con el cambio de posiciones en el tablero de la economía internacional: China ha pasado en pocos años a tener una presencia importante en la esfera económica que tiene visos de mantener durante muchos años más, por lo que el conocimiento del mandarín se ha convertido en una de las claves que, en el momento actual, pueden abrir las puertas a nuevas oportunidades laborales.