Juana de Arco es, sin duda alguna, uno de los personajes más emblemáticos tanto de la historia de Francia como de la historia universal.
Su extraordinaria epopeya y su final trágico en la hoguera el 30 de mayo de 1431, enmarcados en el contexto de la guerra de los cien años, siguen ejerciendo una profunda fascinación hoy en día y plantean al historiador muchos interrogantes ya que el relato historiográfico oscila muy a menudo entre el mito y la historia. Si bien existe una documentación considerable sobre la doncella de Orleans, dicha documentación genera muchas dudas respecto de sus fuentes. En efecto, y según qué autor medieval, Juana aparece o como una profetisa o como una bruja. O es venerada por su religiosidad y su fe, o es tachada de ramera y enajenada por sus enemigos.
La verdad es que Juana rompe con todos los esquemas de la sociedad medieval de su época. Es una campesina que se codea con el rey y la alta aristocracia; es una mujer que se viste de hombre; es una muchacha que manda a soldados, transgrediendo así el orden social al usurpar las funciones militares reservadas exclusivamente a los varones; es una iletrada que dicta cartas al rey de Inglaterra; una comandante en jefe de solo diecinueve arios que carece de experiencia y que, sin embargo, encabeza un ejército; una fiel cristiana que obedece a la Iglesia, aunque da siempre prioridad a sus voces por encima de todo y de todos.
Por otra parte, aunque se ha intentado mitigar su dimensión militar, es innegable que su intervención fue crucial en la guerra y que cambió el curso de los acontecimientos al liberar Orleans en mayo de 1429, propiciando así la coronación de Carlos VII en Reims el 17 de julio de 1429. Sin embargo, Juana nunca pretendió ser una heroína o una santa (fue canonizada en 1920 por Benedicto XV). Tal y como consta en las minutas de su juicio, ella solo pretendía obedecer a sus voces y cumplir fielmente la misión que le había sido encomendada. Su enorme carisma, coraje y fe religiosa, el misterio de sus voces y su asombrosa entereza frente a la muerte describen su compleja dimensión humana dentro de su breve y excepcional irrupción en la escena de la Historia.