Las grandes crisis atizan el deseo de saber qué nos deparará el mañana, y la actual pandemia no ha sido la excepción. Por todos los medios recibimos una avalancha de predicciones y conjeturas que van de lo apocalíptico a lo utópico sin que sepamos a cuál creer. Al mismo tiempo, nos preguntamos si realmente se puede anticipar el futuro, y, de poderse, ¿cómo diferenciar las previsiones rigurosas de las falaces? Este libro intenta dar respuesta a esos interrogantes mediante un repaso de las técnicas empleadas para conocerlo, desde la astrología y las profecías de los antiguos a los escenarios, los paneles Delphi y las simulaciones informáticas de los modernos.
El recorrido por la economía, la demografía, la sociología, la ecología y el género utópico muestra cómo esos métodos se han utilizado para avalar políticas determinadas y cómo han influido para que unos futuros se hagan realidad y otros no. A lo largo del itinerario se identifican los sesgos y puntos débiles que hacen fracasar las predicciones, hasta finalizar en la situación actual, definida por una frenética actividad predictiva y por la democratización de la futurología, pues adivinar lo que vendrá ya no es monopolio de ninguna élite. Contra los que afirman que el futuro ha muerto, esta obra afirma que nunca antes hubo tantas opciones en el horizonte y concluye defendiendo la capacidad del ser humano para, dentro de ciertos límites, imaginar y modelar los futuros deseados o evitar los indeseados.