La Exposición Iberoamericana de Sevilla, inaugurada el 9 de mayo de 1929 con dieciocho Estados participantes, más el conjunto de pabellones regionales y provinciales andaluces, cambió el devenir de la capital andaluza. Sin ella, Sevilla a comienzos del siglo XXI sería radicalmente distinta. Tal vez, se puede afirmar que fue una Exposición que «miró al pasado», a un pasado glorioso más que al mundo de la técnica y de la innovación tecnológica. En todo caso, los promotores de la Exposición no ocultaron nunca ese afán de exaltación de las glorias imperiales desvanecidas, pero también ellos mismos buscaron sacudir a la ciudad de su ensimismamiento, mediante la creación de una imagen de Sevilla que fuera exportable. En este sentido, puede decirse que sí fue una Exposición «moderna» al aspirar a promocionar el desarrollo turístico de la ciudad, lo que hoy eufemísticamente llamaríamos el «sector servicios». No cabe duda que, gracias a la belleza de los diseños arquitectónicos, la Exposición ha conseguido un éxito retardado en el tiempo pero innegable: la de haber creado un estilo «sevillano», definido por la luminosidad, el color y la grandiosidad combinada con la ligereza.
Este libro que ahora el lector tiene en sus manos pretende evocar la época, apasionante, de la España de finales de los años veinte del siglo pasado y las circunstancias sociales, políticas y económicas que marcaron el evento, del que ahora se conmemoran los noventa años de su inauguración.
Esta obra aspira a situar al lector en aquel ambiente histórico, mediante la edición del material impreso más relevante que generó el evento: la Guía Oficial, los catálogos de las exposiciones de arte español en el pabellón mudéjar y en el pabellón real, así como la repercusión que tuvo en Hispanoamérica, reflejada en los números extraordinarios de la Revista de las Españas y el Diario Español de Buenos Aires.