Los problemas de tesorería para afrontar el pago de impuestos son un asunto de enorme impacto en el día a día de todas las empresas. Los impagos generan deudas con la Administración Tributaria. Esas deudas pueden incrementarse con recargos y sanciones que las hacen más gravosas y difíciles de saldar. Un contribuyente que incurre en deudas con la Administración de manera repetida puede verse en una falta de liquidez que incluso ponga en riesgo el correcto funcionamiento de su actividad económica.
La problemática no solo ocurre en el ámbito empresarial, sino que afecta también a las personas físicas. Impuestos como la Declaración de la Renta o el impuesto de Sucesiones y Donaciones son de presentación obligatoria para un gran número de contribuyentes, que deben abordar el obstáculo de cómo pagarlos.
La normativa tributaria contempla una serie de mecanismos que permiten hacer frente a estas obligaciones cuando los recursos económicos no son suficientes. Instrumentos como el aplazamiento, la compensación o el pago con tarjeta son algunas de las opciones que pueden barajarse para aliviar las carencias de tesorería.
Es necesario conocer las alternativas de que disponemos a la hora de afrontar el pago de un impuesto. De lo contrario, podemos elegir una opción que nos aporte más problemas que soluciones, como ocurre cuando optamos por no presentar porque no podemos pagar.
Debemos saber también cuáles son las consecuencias de la forma de pago que hemos elegido. Los pagos aplazados conllevan generalmente el abono de intereses que hay que tener en cuenta, pues incrementan la deuda. Del mismo modo, los aplazamientos de determinadas cuantías exigen el aporte de garantías de las que es necesario disponer.
En esta obra abordamos tanto las distintas opciones que existen a la hora de pagar un impuesto como los requisitos necesarios para tramitar cada una de ellas. Analizamos también qué supone para el contribuyente elegir una u otra y cuáles son las consecuencias del incumplimiento del pago. Porque a veces el desconocimiento convierte en problema algo que no tiene por qué serlo.