Esta obra trae causa de los diversos estudios que he realizado en materia de ciberdelincuencia, especialmente de una parte de la Tesis doctoral que, bajo la dirección de la Profesora Paz Lloria, presenté el pasado 12 de julio de 2017 en la Facultad de Derecho de la Universitat de València. En aquella ocasión el Tribunal estaba compuesto por los Doctores Boix Reig, Alonso De Escamilla y Anarte Borrallo, quienes tuvieron a bien concederme la máxima calificación, tras una serie de observaciones que han servido para mejorar este trabajo.
Mi más profundo agradecimiento a todos ellos y a quienes han estado a mi lado en algún momento de esta andadura. Muy particularmente a mi tutor, el jurista D. Miguel Soler Margarit, quien con su ejemplo y dedicación fue clave en mi juventud para amar el estudio del Derecho.
Por último, todo este esfuerzo habría resultado en vano sin la constancia, sabiduría y buen hacer de la directora de aquel trabajo, mi maestra, la Profesora Dra. Paz Lloria García. Para ella, mi gratitud siempre.
Prólogo.
El libro que Francisco Almenar me pide que prologue constituye su primera monografía, fruto de su tesis doctoral. Una tesis que no fue improvisada, sino que es el resultado de años de trabajo y dedicación al estudio de una nueva forma de delinquir: la que se realiza a través del instrumento tecnológico. Desde su incorporación como estudiante al Master de Derecho y Nuevas Tecnologías, donde yo impartía docencia, su investigación se ha centrado en el novedoso mundo de los delitos tecnológicos, a vueltas siempre con la figura de la intrusión informática.
Su esfuerzo pasó por realizar el trabajo de fin de master, los cursos de doctorado con su correspondiente trabajo de investigación y finalmente la tesis, todo ello combinado con su dedicación al ejercicio profesional. En este marco, donde la investigación y el estudio requiere de un sobresfuerzo, Francisco Almenar ha obtenido unos resultados más que satisfactorios, por encima de lo que resulta exigible a un doctorando en los tiempos que corren. Y ello fue puesto de manifiesto por el tribunal que juzgó su tesis y a quién, desde aquí, quiero mostrar mi gratitud, especialmente a mi maestro, Javier Boix, por el tiempo dedicado a analizar el trabajo y por sus objeciones constructivas que, sin ninguna duda, han venido a mejorar lo que ya era una gran obra.
Con una dedicación encomiable, y siguiendo siempre las directrices pautadas, Francisco Almenar ha realizado un estudio de todos los aspectos que envuelven al delito de hacking, siguiendo una estructura clásica, estudiando desde el entorno histórico-social hasta los problemas concursales –que no son pocos– que se plantean con la redacción típica. Y, además, en el camino, se ha tropezado con las reformas del código que tanto gustan a nuestro legislador, y que nos sumen en la incertidumbre más absoluta.
Especialmente interesante resulta la primera parte del trabajo que nos sitúa en un marco histórico social donde se describe con sencillez cuestiones novedosas que no resultan fáciles de comprender, y que resultan necesarias para comprender el desarrollo que posteriormente se realiza, con un estilo casi novelesco, que engancha a la lectura y calma la curiosidad.
De los siguientes capítulos, siendo todos de una gran utilidad, considero que el análisis del objeto material y de la conducta típica resultan singularmente esclarecedores, y van a ayudar a comprender mejor una figura plagada de conceptos indeterminados y precisados de interpretación jurídica, lo que sin duda agradecemos todos los que debemos enfrentarnos al análisis y aplicación del nuevo delito del art. 197 bis 1 del Código penal.
Todo ello sin olvidar el esfuerzo de realizar la delimitación entre la intrusión informática y las figuras afines, tarea compleja donde las haya, de nuevo por esa predilección del legislador de hacer las cosas cada vez más enrevesadas, justificándose en mandatos normativos supranacionales, que ni siquiera respetan al transcribir que no al armonizar.
El trabajo resulta pues magnífico, y para mí es un gran orgullo poder prologarlo, y contar con la presencia de Francisco Almenar, Paco, entre mis compañeros de investigación.
La Universidad no nos pone fácil contar con personal en dedicación exclusiva a la tarea docente e investigadora, por lo que resulta doblemente satisfactorio disponer de investigaciones como esta, realizados a base de esfuerzo y sacrificio personal y familiar.
Por todo ello quiero felicitar a Francisco Almenar y agradecerle su paciencia para con las manías de quién suscribe, que, ante todo, se siente muy orgullosa de haber podido, de alguna manera, facilitar que hoy contemos con un Doctor más.
Valencia, a 27 de febrero de 2018
Paz Lloria García
