Al hablar de las relaciones históricas, culturales y literarias entre España y Portugal se ha impuesto el tópico de los vecinos que se dan la espalda: la idea del desconocimiento mutuo y hasta de la animadversión enconada. Sin embargo, si se estudia con cierto detenimiento la historia de las relaciones culturales entre ambos países, se comprueba que estas han sido unas espaldas abiertas, porosas, con innumerables intercambios y contaminaciones mutuas (traducciones, amistades, eventos o instituciones conjuntas, influencias de todo tipo…).
Este volumen se centra en uno de los momentos históricos en el que estas relaciones literarias y culturales ibéricas fueron más intensas y fructíferas: el periodo entre 1870 y 1930, esto es, desde la generación de Antero de Quental, Clarín, Eça de Queirós o Emilia Pardo Bazán, hasta los movimientos modernistas y de vanguardia ibéricos. Un análisis de los contactos entre escritores y artistas portugueses y españoles de esta época mostrará cómo, al menos en el nivel de las élites culturales, la incomprensión y el desconocimiento que afirma el tópico no eran tales, sino que existían diálogos intensos y fructíferos a través de las fronteras políticas y lingüísticas.
El enfoque de este volumen se sitúa en la línea de los más recientes avances en el campo de los Estudios Ibéricos, identificados más como área de la Literatura Comparada que como ampliación más o menos utilitaria del Hispanismo; así, la Península Ibérica se concibe como un polisistema cultural complejo y multilingüe, policéntrico y heterogéneo, en el que conviven diversos sistemas literarios que establecen entre sí relaciones fluctuantes y de interdependencia mutua. Es esta red de relaciones e interferencias la que justifica una consideración comparada de las literaturas y culturas ibéricas, tal como la que proponemos en este estudio.