Labriola es uno de los más originales teóricos del marxismo. Frente al dogmatismo economicista que dominara el marxismo de la segunda internacional, Labriola afrontó la filosofía de Marx sin reducirla a mero determinismo. Propone una visión del marxismo, que sería posteriormente desarrollada por Antonio Gramsci, que define como filosofía de la praxis al núcleo, a la médula del materialismo histórico y defiende la independencia filosófica del marxismo. Un marxismo como concepción no dogmática del mundo, que no puede ser reducido a un catecismo, a una generalización esquemática, sino que ha de ser un «hilo conductor» en continuo movimiento que permita afrontar los nuevos problemas que se derivan de unas circunstancias políticas y sociales siempre cambiantes.
La presente obra, escrita en forma de cartas, nace de la demanda que le realiza George Sorel para que amplíe y esclarezca algunas de las cuestiones referentes al materialismo histórico que habían aparecido en sus dos primeros escritos. Antonio Gramsci reflexionaba en sus Cuadernos de la cárcel sobre la escasa fortuna que había tenido el pensamiento filosófico de Antonio Labriola y se planteaba la necesidad de volver a ponerlo en circulación como parte de un proyecto político que presente una nueva cultura, un nuevo ethos, frente al orden dominante. Con la publicación de la presente obra, pretendemos aportar un pequeño grano de arena que ayude a cerrar esta brecha.
Antonio Labriola filósofo marxista (Cassino, 1843-roma, 1904) formado en la escuela hegeliana napolitana de Bertrando Spaventa, ha sido, junto a Antonio Gramsci, uno de los más originales teóricos del marxismo. Profesor de filosofía en la Universidad de roma desde 1874 hasta su muerte, mantuvo correspondencia con los mayores exponentes de la socialdemocracia europea. Además de obras sobre filosofía, fue autor de trabajos sobre pedagogía y educación.