Una celebración en el otro extremo del mundo, un viaje que se hace eterno, dan pie para que Javier se replantee su presente, rememore su pasado y sueñe con un futuro llevadero. Sesenta y pocos años —muy pocos— revisados bajo una manta en un interminable vuelo de San Francisco a Madrid, con escala en Londres; los veraneos de la infancia en la desembocadura del Guadalquivir, la primera juventud en la convulsa Universidad Complutense de Madrid de finales de los setenta donde los españoles aprendían a enterrar a dictadores que se morían en su cama…
Las primeras elecciones democráticas, un partido comunista, un Rey, un golpe de estado.
Una profesión proclive a la impostura, una novia veinte años menor, una ex, un atractivo sustituto —actual marido de la ex—, un hijo gay y una boda atípica. La ciudad de San Francisco como un protagonista más.
Todo contado en primera persona y con un lenguaje coloquial que nos lleva al día a día de cualquiera de nosotros. Sin necesidad de ser un prócer de esta sociedad, sin tener que haber nacido en el Siglo de Oro ni ser un héroe en Flandes. Incluso sin haber vivido una Guerra Civil.