Calamandrei escribe cuando la casación ya llevaba algo más de un siglo de andadura desde que fue concebida con ese nombre en Francia. Tuvo, por tanto, materiales más que suficientes para escribir su magna obra, uno de los principales monumentos del Derecho procesal mundial.
Sin embargo, a lo largo de los últimos cien años, el modelo original no solamente ha sufrido variaciones muy considerables en los diferentes Estados que lo adoptaron, sino también en la misma Francia. Además, la doctrina ha evolucionado muchísimo en sus conclusiones, de manera que ya no se puede decir que la función nomofiláctica de la casación sea la que imaginó Calamandrei -que hasta se desmintió a sí mismo al final de su vida-, ni que sea realmente posible aislar las «cuestiones de derecho» en su cognición, ni siquiera que los modelos del Tribunal Supremo del Reino Unido y del Tribunal Supremo de Estados Unidos estén ya tan sumamente alejados de los sistemas de casación de medio mundo. Ni siquiera está claro que en su origen la casación francesa no tuviera absolutamente nada que ver con estos modelos anglosajones.
Sobre todo ello se escribe en este libro, en el que el lector encontrará conclusiones tan sorprendentes como fundamentadas, así como una exposición fiel de los principales modelos hoy existentes y que han sido más influyentes. Con ello se pretende homenajear, y no reescribir, la obra de Calamandrei, aunque quién sabe si el maestro florentino hubiera modificado algunas de sus conclusiones tras la lectura de esta obra.