Hay ciertos asuntos en Butronia sobre los que el tiempo acumula capas de silencio. Como las extrañas circunstancias que rodearon el accidente de Ferdinand de Ulloa y Gómez de Catradio, uno de los hijos más insignes del viejo archiducado. Su misterioso atropello, su largo estado vegetal y su milagrosa recuperación, junto con la abnegada constancia de su mujer, Beatrice, forman parte de ese conjunto de historias sobre las que se ha asentado el interesado olvido.
Aunque también pudiera ser que la verdad fuese más difícil de entender y que no todos esos silencios sean fruto de los asuntos archivados por la buena sociedad butronesca. Incluso es posible que nada sea lo que aparente y que el descifrado de un misterioso diario contenga las claves de todo.