La obra que se presenta pretende, tras una aproximación al fenómeno y a los elementos esenciales de la mediación penal, trasladar una reflexión sobre la aplicabilidad de ésta al ámbito de la violencia de género. Como paso previo y necesario, se procede a lo largo del trabajo a analizar las líneas rojas del mecanismo de la mediación, esencialmente, en lo que respecta a las víctimas. En otras palabras, se infieren aquellas fronteras que nunca debieran ser rebasadas, pues de lo contrario la seguridad o la integridad física y moral de la víctima podrían verse comprometidas.
Tras ello, se cuestionan determinadas concepciones que engloban dentro de aquel tipo de violencia todos los actos cometidos por el hombre sobre la mujer que sea o haya sido su pareja sentimental, aún sin convivencia. A juicio de la autora, no todos estos actos deberían ser encuadrados dentro del marco de la violencia de género; tal es el caso de aquéllos que no estén cimentados sobre la base de una relación entre víctima y victimario trabada en clave de dominación. Y ello porque este elemento es el que verdaderamente, como se indica en la obra, imprime en el código genético de una relación afectiva entre hombre y mujer la verdadera situación de desequilibrio, verdadera línea roja, y que sí justificaría en estos supuestos, y no en otros, la prohibición de acceso a la mediación penal con las consecuencias negativas que de ello se derivan.