¿Adiós a todo aquello? pretende ser una historia de Europa desde 1945. En los años que siguieron a esa fecha, mientras que se consolidaba la Guerra Fría, comenzó a emerger lentamente de las ruinas de la II Guerra Mundial una nueva Europa basada en un amplio rechazo al pasado fascista que había traumatizado la historia reciente del continente. En el Este, este nuevo consenso fue implementado por los regímenes comunistas impuestos por la Unión Soviética. En el Oeste, el proceso fue menos coercitivo, generando más un consenso de silencio. En ambas zonas, muchas cosas fueron deliberadamente olvidadas u ocultadas.
Los años siguientes fueron en muchos sentidos años dorados para la Europa occidental. La democracia se implantó en Alemania y posteriormente triunfaría sobre las dictaduras de España, Portugal y Grecia. Reino Unido y Francia tuvieron que hacer frente a la descolonización. Se fundó la Comunidad Económica Europea, que se consolidó progresivamente mientras que las economías de Europa occidental se recuperaron de la devastación de la guerra. Los países del Este le fueron muy a la zaga y parecieron atrapados en un perpetuo juego de intentar recuperar el terreno perdido, pero incluso allí las condiciones habían mejorado desde el final de la guerra, aunque a ritmo mucho más lento. A lo largo de todo este periodo, el mundo europeo continuó siendo sostenido por el amplio consenso antifascista surgido tras 1945.
Sin embargo, como Dan Stone muestra en esta nueva historia del continente tras la guerra, este consenso comenzó a romperse tras las crisis del petróleo de los años setenta, algo que se aceleraría rápidamente tras el final de la Guerra Fría. La globalización, la desregulación y el desgaste del capitalismo socialdemócrata del bienestar en Occidente, y el colapso de la pretendida alternativa comunista en el Este, han afectado fatídicamente el sistema de valores antifascista de postguerra que predominó en todo el continente en las primeras cuatro décadas que siguieron al final de la II Guerra Mundial.
De manera inquietante, esto se ha visto acompañado por un aumento del populismo de derechas y por una extendida revisión de la narrativa antifascista en el que se basaba este sistema de valores. El peligro de este cambio es evidente: la crisis financiera y social, una creciente incapacidad por parte de las sociedades europeas de resistirse a la creación de mitos históricos y la reaparición de ideas fascistas. El resultado, como advierte Dan Stone, es socialmente polarizador, políticamente peligroso y una verdadera amenaza para el futuro de una Europa civilizada.